Merkel aboga por el ahorro y Obama por el consumo ante las cumbres del G-8 y G-20
- Alemania cree que cebar la deuda no incrementa el crecimiento
- Estados Unidos quiere que los recortes no frenen el consumo
Ahorrar y consolidar o gastar y consumir. Esta es la dualidad básica que enfrenta a la canciller alemana, Angela Merkel, y al presidente estadounidense, Barack Obama, en las horas previas de la cumbre del G-8 y del G-20.
Se trata de buscar fórmulas para relanzar el crecimiento de la economía mundial y ahí chocan Washington y Berlín. Barak Obama ha pedido a sus socios europeos que aflojen un poco en sus paquetes de austeridad, que sigan contrayendo deuda pública, para así estimular el consumo y, de paso, apoyar a la economía norteamericana aumentando sus exportaciones y creando más puestos de trabajo.
En este punto, la canciller Merkel ha marcado sus límites: contraer deudas alegremente no estimula en sí mismo un crecimiento sano de la economía. Hay que combinar un saneamiento de la hacienda pública, reduciendo subvenciones y privilegios, diseñando en paralelo estrategias de crecimiento económico.
Ahorro y confianza
Merkel cuenta en este asunto con el apoyo del presidente de la Unión Europea, Van Rompuy, quien ha dicho: "Los europeos quieren ahorrar para recuperar la confianza de los mercados. No tenemos un problema a la hora de financiar nuestros déficits públicos".
En el diario Süddeutsche Zeitung de este viernes se critica la ceguera de Barak Obama: "No se comprende cómo un ridículo paquete de ahorro alemán por valor de 28.000 millones de euros puede frenar la poderosa economía norteamericana".
Los países del sur de Europa -añade el periódico- no podrán recuperar sus exportaciones si antes no mejoran su competitividad. Y esto no se logra con el apoyo alemán, sino a través de dolorosas reformas.