La reforma financiera, el principal punto de fricción en el G-20
- EE.UU. deja para julio su reforma financiera
- En Europa, cada uno va por libre
La reforma financiera es el tercer punto de fricción en la cumbre del G-20, junto a la tasa a los bancos y el dilema entre seguir con el estímulo económico o recortar el gasto público.
El foco en la cumbre está sobre Estados Unidos y Europa, donde se ha desplegado el grueso de la crisis financiera. Y a pesar de los reiterados compromisos, van cuatro cumbres, el cambio en las reglas de juego no termina de cuajar.
EE.UU. ultima su propia reforma
En Estados Unidos, el comité bicameral que armonizaba las dos versiones aprobadas en la Cámara de Representantes y el Senado ha logrado finalmente, tras una sesión maratoniana y sobre la bocina, alcanzar un acuerdo que Barack Obama podrá presentar en la cumbre como el modelo a seguir.
Y en cuestiones clave, como reforzar los requisitos de capital, EE.UU. va por detrás de lo que ya han adoptado muchos otros: el acuerdo de Basilea II, que exige a los bancos mantener mayores reservas. Así, la nueva revisión, Basilea III, prevista para la cumbre de Seúl el próximo mes de noviembre, se antoja lejano. A finales de 2012 en el mejor de los casos.
En cambio, Washington promete seguir la línea marcada en el G-20 sobre los fondos de alto riesgo. La supervisión será más estricta. Al igual que la regulación de los derivados financieros, esas armas de destrucción masiva en palabras de Warren Buffett. Tendrán que negociarse a la luz pública, en cámaras de compensación, y es posible que los bancos tengan que deshacerse de ese negocio. Japón ya ha adoptado los nuevos requisitos.
Europa va por libre
El panorama en Europa es más complicado. No hay un gobierno federal y se nota. Alemania ha tomado la iniciativa y ha prohibido por cuenta propia las ventas a corto al descubierto y los derivados más peligrosos: los CDS sobre deuda soberana, un seguro de incendios sobre la casa del vecino.
El resto de los miembros de la Unión Europea espera. La Comisión hará su propuesta formal en septiembre. Y puede que la regulación de los fondos de alto riesgo tarde aún más, dadas las resistencias de Londres. Europa quiere ir más lejos del consenso del G-20: incluir al capital riesgo y exigir restricciones más duras a los fondos extracomunitarios.
En cambio, la UE va por delante en dos puntos. Los informes de las agencias de rating, las tres principales son estadounidenses, han contribuido al ataque especulativo contra la deuda soberana. De ahí que los gobiernos europeos hayan acordado regularlas: registro obligatorio y supervisión directa este mismo año. Igualmente, la UE ha acordado exigir a los bancos que conserven el 5% de los productos derivados sobre hipotecas, los que detonaron la crisis financiera.