El caso L'Oréal salpica al Elíseo y amenaza con convertirse en el gran escándalo de la era Sarkozy
- Su contable afirma que Bettencourt daba dinero a políticos de derechas
- El actual ministro de Trabajo habría recibido dinero en sobres
El caso L'Oréal, que comenzó como una batalla legal por controlar la segunda fortuna más grande de Francia, amenaza con convertirse en el mayor escándalo político de la era Sarkozy.
El Elíseo ha negado rotundamente la acusación de que el presidente francés recibiera a través de su actual ministro de trabajo, Eric Woerth, sobres con 150.000 euros de la heredera de L'Oréal, Lilliane Bettencourt, para financiar la campaña electoral de 2007. Sin embargo, el daño ya está hecho y la cascada de desmentidos ha comenzado.
"Me gustaría que el país se apasionara por los grandes asuntos como la sanidad, las jubilaciones, cómo se va impulsar el crecimiento, más que por calumnias que sólo tienen como fin ensuciar la realidad", ha afirmado Sarkozy.
Otro de los que se ha apresurado a aclarar tales acusaciones ha sido el propio Woerth, quien ya se ha visto salpicado por el caso y, visiblemente "molesto", ha asegurado que "no tienen nada que reprocharme porque todo está claro y nunca he tocado ni un sólo euro que no sea legal".
La antigua contable de la multimillonaria, Claire T. ha afirmado al sitio de información Mediapart que la heredera de L'Oréal financiaba a diversos políticos de derechas, siendo Sarkozy uno de ellos.
Según el relato de la contable, cuando el actual jefe del Estado era alcalde de la ciudad de Neuilly en los años 90, acudía en ocasiones a comidas en casa de Bettencourt donde recibía sobres con dinero en efectivo. Nada más hacerse públicas las revelaciones, el Elíseo se ha manifestado y ha subrayado que todo es falso.
Woerth, en la cuerda floja
Claire T. ha precisado que tenía autorización para retirar de la cuenta de Bettencourt 50.000 euros semanales para gastos, pero que en 2007 y a dos meses de las elecciones, el gestor de la fortuna de la millonaria, Patrice de Maistre, le pidió que sacara 150.000 euros para entregárselos a Eric Woerth, tesorero del partido de Sarkozy y actual ministro de Trabajo.
Ante posibles sospechas de los servicios de lucha contra el blanqueo, se decidió que retirara los 50.000 euros habituales, a los que se añadieron 100.000 más procedentes de cuentas en Suiza, que se dieron a Woerth.
El nombre de este ministro lleva varias semanas en boca de todos por un supuesto conflicto de intereses. A Woerth, cuya mujer ha trabajado como asesora en la gestión de la fortuna de Bettencourt hasta que se desveló el escándalo, se le ha reprochado haber dado un trato de favor fiscal a la multimillonaria, de la que se ha sabido además estos últimos días que tenía decenas de millones de euros en cuentas en Suiza.