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Con el triunfo en el Mundial también gana la economía española

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La felicidad por el triunfo de la selección española se puede traducir en algo más que unas miles de borracheras y una noche en blanco, con el persistente fondo de las bocinas de coches y vuvuzelas. Ese optimismo también puede impulsar económicamente al país, que podría crecer un 0,7% adicional este año, según un informe del banco ABN Amro titulado "Soccernomics 2010".

Un grupo de economistas amantes del fútbol de ese banco holandés realizó su estudio mucho antes de saber que su selección se enfrentaría a la española en la final del campeonato. Quizá, si lo hubieran sabido, no habrían escrito de forma tan tajante algo como que "el ganador de un Mundial de Fútbol disfruta, de media, de una prima económica del 0,7% de crecimiento adicional, mientras que el finalista perdedor sufre una caída media de un 0,3% respecto al año anterior".

Una de las claves está en el consumo interno, que se dispara al aumentar el optimismo y la confianza. Según esto, la tristeza holandesa les puede salir algo cara y, si España vence, la economía del país podría crecer en más de 7.300 millones de euros adicionales. Así lo demuestran, según recoge el informe, las cifras macroeconómicas recogidas durante los mundiales de las últimas décadas.

La euforia no sabe de matemáticas

Se cita, por ejemplo, el caso de Italia en 2006. El primer análisis que hizo la OCDE sobre ese país tras la victoria de la "Azzurra" en Alemania destacaba que "una deseada recuperación económica ha comenzado en Italia". Eso sí: entre las razones citadas por el organismo internacional no  aparecía el triunfo futbolístico.

La OCDE apuntaba que, aunque parte era reflejo de la mejora generalizada en Europa, también se apreciaban "signos de un incremento añadido fundamental, especialmente en términos de exportación y rendimiento del mercado laboral". Además, el turismo creció ese año en el país un 12%.

Otro caso que recoge ABN Amro, y que coincide e incluso supera sus cálculos, es el de la Argentina que ganó el Mundial de 1986. El país sudamericano estaba entonces inmerso en la enorme crisis de deuda que vivió el continente en esa década. Pero sorprendentemente, el año de la victoria del equipo "Albiceleste", la economía del país -que venía de caer un 7,3% en 1985- creció un 7,9%, para volver a precipitarse en los años siguientes en la recesión.

Ninguna fórmula matemática relaciona la euforia de los triunfos deportivos con el crecimiento económico y, como advierte el informe del banco holandés, "es imposible saber qué hubiera ocurrido si esos países no hubieran ganado el Mundial", pero lo que sí destacan economistas y sociólogos es que las personas contentas rinden mejor y consumen más, y que ambas cosas son buenas para la economía.

Los cines tendrán este fin de semana un serio competidor ante el que tendrán que rendirse: el fútbol. Muchos aficionados seguirán la final del Mundial en pantallas gigantes y también en los bares, como ha ocurrido con los últimos partidos de España. La buena marcha de la Selección se nota en el negocio de la hostelería, que se beneficia de las celebraciones de los aficionados.

Vende la marca "España"

Además -como se ha apresurado a destacar el ministro de Industria, Comercio y Turismo, Miguel Sebastián-, el triunfo de la "Roja" puede suponer un impulso no sólo de la confianza de los consumidores, sino también de la imagen del país en el exterior, con la importancia que eso puede tener en la venta de la marca "España" y el incremento, por ejemplo, del turismo.

Fútbol y Turismo

En palabras de Sebastián, nuestro país "va a poder mejorar la presencia de sus productos y servicios en otros países, como China, apasionada por nuestra selección" y nuestro fútbol.

Aún no sabemos si estos augurios se cumplirán, pero lo que sí está ya cuantificado es lo que han perdido algunos países por la bajada de productividad registrada en este mes de Mundial. Por ejemplo, las horas ante el televisor viendo fútbol le han costado a Estados Unidos 96,5 millones de euros y a Reino Unido unos 5.500 millones de euros (y eso, si sus trabajadores sólo hubieran seguido los partidos...  ¡¡una hora diaria!!).

Para evitar cifras como éstas, Brasil se curó en salud al comienzo del campeonato y permitió a sus funcionarios dejar el trabajo para ver los partidos de su selección, con el compromiso de compensar en otros horarios las horas no trabajadas.