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Las duras pruebas de supervivencia de los aspirantes a astronauta

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Ciencia al Cubo

El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a viernes 10:07; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55

Vivir con lo mínimo en un bosque mediterráneo plagado de animales salvajes o en un bosque nevado en Rusia con temperaturas de 30 grados bajo cero o incluso en el agua en medio del océano. Esto algo durísimo y que muy poca gente sabe afrontar. Pues pruebas de supervivencia como estas forman parte del entrenamiento de los aspirantes a astronautas.

Los astronautas deben prepararse para todo tipo de eventualidades. Y una de ellas puede ser aterrizar en un lugar imprevisto, como decíamos, en medio del océano, en una selva tropical o en una zona helada llena de glaciares. Hace unos días un grupo de seis candidatos a astronautas de la Agencia Espacial Europea ha terminado una de estas pruebas de supervivencia. Consistió en sobrevivir dos semanas con lo puesto y un pequeño kit.

El pequeño kit de supervivencia es el que llevan las naves Soyuz, en las que viajan los astronautas a la Estación Espacial Internacional y en las que también regresan a la Tierra.

Brújula, guantes, un machete y pistola, en el kit de supervivencia

Estos kits están hechos precisamente pensando en estas situaciones fortuitas, en estos aterrizajes en lugares inesperados. Incluye un brújula, unos guantes, pastillas potabilizadoras, un machete, cerillas e incluso una pistola.

Los entrenadores llevaron a los hombres y mujeres que formaban el grupo a un lugar remoto en Europa, a un bosque y les impusieron una serie de tareas básicas, como acampar, hacer fuego y cazar o pescar para comer, usando técnicas primitivas. Y lo que consiguieran debían cocinarlo como se les ocurriera. Cuentan los participantes que tras las primeras 48 horas tenían tanto hambre que les costaba hasta dormir a pesar de los cansados que estaban.

También aprendieron, con ayuda, nociones básicas de escalada y a desmontar un coche abandonado para usar las piezas para construir una cabañas y para hacer trampas. Y a los pocos días les impusieron una nueva misión.

La nueva misión incluía usar sus habilidades recién aprendidas.Consistía en alcanzar un punto situado entre escarpados cañones y lagunas. Una vez allí coger agua y dormir en un refugio improvisado. Tras ello, un helicóptero vino a rescatarles. Cuando estaban ya relajados, pensando que volvían a casa, el helicóptero les lanzó al agua, en medio de mar Mediterráneo con una balsa hinchable. Fueron a recogerles al día siguiente.

Fue una prueba dentro de lo cabe suave, porque la temperatura durante el día en el mar no superó los 30 grados y por la noche no bajó de los 10. Este otoño si superan otros cuantos exámenes, estos candidatos a astronautas sabrán si finalmente lo son.

CIENCIA AL CUBO

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