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El Senado de Estados Unidos aprueba definitivamente la reforma financiera de Obama

  • La nueva regulación ha superado su último obstáculo legislativo
  • Sólo resta que el presidente firme el texto para que se convierta en ley
  • Se trata de la mayor reforma financiera desde los años 30 del siglo pasado

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El Senado de EE.UU. aprueba definitivamente la reforma financiera de Obama

La reforma financiera de Barack Obama ha salvado ya el último obstáculo y está lista para convertirse en ley: el Senado de Estados Unidos ha refrendado, como ya hiciera el Congreso, la norma, que supone el mayor cambio en la regulación del sistema financiero desde los años 30 del siglo pasado.

"Esta reforma acabará con las prácticas abusivas y sin escrúpulos de los prestamistas, acabará con los subidas injustas de los tipos de interés en las tarjetas de crédito, y con las comisiones inesperadas en las cuentas bancarias", ha sentenciado el presidente estadounidense refiriéndose al recién estrenado texto.

El texto, consensuado por el Congreso y el Senado justo antes de la última cumbre del G-20, debe superar dos votaciones: una primera para cerrar el debate parlamentario, en la que ha recibido 60 votos a favor de la clausura del debate y 38 en contra, y la votación definitiva, en la que casi repetido resultado: 60 votos a favor por 39 en contra.

Sólo resta la firma del propio presidente, aunque Obama ya ha señalado que su intención es rubricar la norma la próxima semana, lo que culminará un proceso legislativo que ha llevado más de un año.

Un tortuoso camino legislativo

La ley, una de las principales prioridades de Obama, establece un sistema de alerta sobre riesgos financieros y un comité de protección financiera al consumidor. La mayor reescritura de las reglas financieras desde los años 30 tiene como principal objetivo evitar que se produzca una crisis financiera como la que ocurrió entre 2007 y 2009, que llevó a la economía a la recesión y llevó a los contribuyentes a pagar gigantes planes de rescate.

La norma también dispone una mayor exigencia de capital para los bancos, regula las transacciones de los mercados de derivados, limita los salarios de los banqueros y somete a un mayor control a las entidades de calificación de riesgo.

En esta ley se establecen por primera vez una regulación de los derivados, unos mercados muy sofisticados que se situaron en el ojo del huracán durante el derrumbe financiero.

Además, se establecen muchos límites a la banca, entre ellos el de usar su propio dinero para invertir junto a sus clientes en mercados especulativos, y se les impone exigencias más duras a la hora de calibrar el riesgo o reforzar su capital.

Protección al consumidor

Uno de los pilares es la protección al consumidor, y sobre todo la propuesta del Gobierno de Obama de crear una agencia independiente encargada de vigilar la venta de productos financieros a los particulares. 

La ley también establece nuevas reglas para la concesión de hipotecas, con objeto de intervenir los abusos que contribuyeron en el colapso del sector inmobiliario. Las autoridades reguladoras y supervisoras también salen reforzadas y con capacidad de establecer una mayor vigilancia sobre las grandes firmas, para detectar las situaciones de alarma en sus primeros estadios.

Pese a todo, el texto final es menos ambicioso que el presentado por la administración Obama en 2009 y sólo ha podido ser aprobado tras una intensa negociación que culminó horas antes de la cumbre del G-20 que se celebró en Toronto el 27 de junio.

La Cámara de Representantes lo aprobó a finales de junio -aunque eliminando uno de los nuevos impuestos a la banca- por lo que, tras la aprobación del Senado y pese a las presiones de Wall Street, ya puede convertirse en ley.

La aprobación de esta ley se ha convertido, junto a la reforma del sector de la salud, en los dos grandes logros de Obama en la primera parte de su mandato, que concluye en noviembre, coincidiendo con las elecciones legislativas.

Para la segunda mitad ha dejado otras prioridades, como la reforma migratoria y la del sector enérgetico.