El robot industrial que se convirtió en un simulador de montaña rusa
- El Robocoaster, una atracción de feria proveniente de un brazo robótico
- Existe en versiones para entre uno y cuatro pasajeros
- Otros modelos incluyen inmersión con imágenes e incluso viento
Los últimos tiempos nos han acostumbrado a ver robots de todo tipo a nuestro alrededor. Unos tienen formas humanas y aspecto agradable: pueden hablar, entendernos y realizar algunas acciones sencillas respondiendo a nuestras órdenes.
Otros son auténticas bestias industriales capaces de pintar un coche en segundos, soldar chips de alta tecnología sobre placas de montaje a la velocidad del rayo y levantar grandes pesos con gráciles movimientos, total precisión y una fuerza, lógicamente, sobrehumana.
A la empresa Kuka Enterteinment se le ocurrió que podría ser interesante convertir un robot de alta precisión en una atracción de feria capaz de llevar a pasajeros en su interior, y dicho y hecho: convirtió lo que originalmente era una especie de brazo robótico de aspecto sólido y fuerte en un mecanismo simulador de montañas rusas.
Su nombre es Robocoaster y su aspecto es tan impresionante como montarse en él, según dicen.
Hay versiones para uno, dos y cuatro pasajeros, que encaramados en asientos como los de las montañas rusas de los parques de atracciones son volteados y zarandeados con fuerza en todas direcciones.
La misma precisión con la que estas máquinas son capaces de machacar pernos pero a la vez no romper un huevo se emplea para garantizar la seguridad de los ocupantes.
El sistema emplea tecnología robótica de Intel en el campo de los "brazos articulados inteligentes" y el conjunto se ameniza con luces y sonidos apropiados para dar más realismo al asunto.
Uno de los parques en los que se ha instalado recientemente es en el Universal de Orlando; también está en algunos LEGOLand y en Dubai.
El futuro para los Robocoaster parece cuando menos interesante: existe una versión denominada 4D Simulator en la que los pasajeros van metidos en una cápsula completamente rodeados de imágenes de ordenador en alta resolución. ¿Y las cuatro dimensiones?
La cuarta es el viento. Unos chorros de aire hacen que además de sentir los movimientos se sienta el viento cuando el robot emula un viaje por los aires o en un Formula 1.
Otra de las ideas que la gente de Kuka ha desarrollado es un simulador en el que en vez de recorrer un programa pregrabado los ocupantes pueden tomar el control como si se tratara de un videojuego: con control en tiempo real, movimiento, viento, luz y sonido podría hablase casi de "la simulación definitiva".