Marte y sus enigmas
A hombros de gigantes
Programa de divulgación científica. Es un espacio pegado a la actualidad con los hallazgos más recientes, las últimas noticias publicadas en las principales revistas científicas, y las voces de sus protagonistas. Pero también es un tiempo de radio dedicado a nuestros centros de investigación, al trabajo que llevan a cabo y su repercusión en nuestra esperanza y calidad de vida. Los viernes de 22:00 a 23:00 horas
Marte y sus misterios han sido desde siempre fuente inagotable de especulaciones y fantasías, posiblemente porque Marte se parece mucho a la Tierra.
Posee casquetes polares, presenta nubes blancas a la deriva, terribles tormentas de polvo, estaciones, e incluso días de 24 horas. Marte se ha convertido en una especie de escenario mítico, sobre el que hemos proyectado a lo largo de la historia nuestras esperanzas y temores terrenales.
El Planeta Rojo y sus enigmas ha sido objeto estos días de un curso de verano de la Complutense en El Escorial, dirigido por el catedrático de Matemática Aplicada, Luis Vázquez.
Con él hemos hecho un recorrido en 'A hombros de gigantes' por las misiones de exploración marciana desde 1960 y los principales descubrimientos: la presencia de hielo en la superficie, la erosión causada por el agua en tiempos pretéritos, la ausencia de un campo magnético o las enormes cantidades de metano que hay en su atmósfera.
En los próximos años seguiremos enviando misiones para aumentar nuestro conocimiento de ese planeta que nos ayudará a comprender la evolución del nuestro y prepararán el camino para los vuelos tripulados.
España, a través del INTA, tiene previsto participar en tres: con la NASA en 2011, con Rusia y Finlandia también en 2011 (en la que participa la UCM en la dirección científica), y una tercera con la Agencia Europa del Espacio (ESA) en 2018. Vázquez dirige el proyecto MEIGA (Mars Environmental Instrumentation for Ground and Atmosphere) que viajará al año que viene a Marte en la Misión Mars MetNet Precursor.
Se trata de un todo un reto porque consiste en diseñar un magnetómetro triaxial, un sensor de irradiancia solar, un enlace de comunicaciones ópticas inalámbricas y un sistema barredor con un sensor de polvo depositado, y que toda esta instrumentación no supere los 138 gramos.