Bacterias onubenses demuestran que es posible la vida en Marte
- Recrean las condiciones marcianas en el río Tinto, en Huelva
- Los análisis arrojan altos niveles de supervivencia
Un experimento con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y desarrollado en el río Tinto (Huelva) ha confirmado la posibilidad de que determinados tipos de organismos puedan sobrevivir bajo las restrictivas condiciones del planeta Marte.
El trabajo ha empleado organismos y muestras extraídos de la cuenca del río Tinto por su similitud al ecosistema marciano. Los investigadores sometieron a un grupo de esas bacterias terrestres a las condiciones de vida en Marte para determinar la posible habitabilidad del planeta rojo comprobando que un alto porcentaje de ellas son capaces de sobrevivir.
La investigación ha estado dirigida por el científico Felipe Gómez, del Centro de Astrobiología (centro mixto del CSIC y el Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial), en Madrid, y se enmarca en el contexto de las futuras misiones de la NASA y la ESA en el planeta vecino para estudiar su habitabilidad.
"Una vez probada la existencia de agua en el pasado y con los indicios indirectos que tenemos, que apuntan la posible presencia de agua en la actualidad, el siguiente paso de las expediciones a Marte será conocer el subsuelo del planeta. Nuestro experimento ha evaluado las condiciones de habitabilidad en este medio", explica Gómez.
“Queríamos saber si bajo la protección que ofrece el subsuelo la vida sería posible“
"La radiación en Marte es muy alta, lo cual genera mucho estrés oxidativo que parece impedir la vida en la superficie. Queríamos saber si, bajo la protección que ofrece el subsuelo, ésta sería posible", añade el investigador.
Recreación de las condiciones marcianas
Para estudiarlo "se desarrollaron pequeñas pastillas de minerales de hierro que simulaban polvo superficial marciano (conocido como regolito), que se depositaron encima de las bacterias", explica Gómez.
Tras ello, las bacterias fueron sometidas a condiciones muy restrictivas, similares a las marcianas: presiones de 7 milibares, temperaturas que superaban los 170 grados centígrados y condiciones relativas con alta presencia de rayos UV.
Según los autores, los análisis arrojaron altos niveles de supervivencia. Tras un periodo de exposición largo, las supervivencias de bacterias se situaban por encima del 35% cuando éstas estaban protegidas por una capa de subsuelo escasa, de tan sólo dos milímetros. Cuando se aumentó la capa protectora a 5 milímetros, los niveles de supervivencia llegaron al 40% y, al repetirse el experimento con periodos más cortos, se alcanzó el 50%.