La policía francesa registra la casa de la hija de la heredera de L'Oréal
- La hija emprendió una batalla legal para declarar "incapaz" a su madre
- La policía investiga en qué circunstancias se realizaron las grabaciones
Policías de la Brigada Financiera han registrado este miércoles el domicilio de Françoise Bettencourt-Meyers, hija de la octogenaria heredera del imperio de cosméticos L'Oreal y epicentro de un escándalo económico con ramificaciones políticas y financieras.
A las 06.30 de la mañana, los agentes se presentaron en la vivienda de Bettencourt-Meyers, situada en el exclusivo municipio de Neuilly-sur-Seine, a las afueras de París, en relación con una de las cinco investigaciones sobre el "caso Bettencourt".
El registro, que se produjo en ausencia de la hija de Bettencourt, se ciñe a las grabaciones secretas del ex mayordomo de su multimillonaria madre, cintas que François Meyers-Bettencourt hizo llegar a la policía aunque asegura no haber encargado.
Según su abogado, Olivier Metzner, los agentes requisaron varios documentos en el domicilio antes de dar por concluido el registro hacia medio día.
Entre mayo de 2009 y mayo de 2010, Pascal Bonnefoy, entonces mayordomo de la octogenaria heredera del imperio L'Oréal, grabó clandestinamente 21 horas de conversaciones entre Liliane Bettencourt y sus allegados, hecho que propició una investigación judicial por presunta "falta contra la vida privada".
La "amnesia" de Bettencourt
La única hija de Bettencourt intentó inhabilitar judicialmente a su madre para gestionar su fortuna alegando que está senil tras conocer que ésta había regalado mil millones de euros en seguros de vida, cheques y obras de arte al fotógrafo y amigo de la anciana, François-Marie Banier.
El registro en casa de Françoise Bettencourt-Meyers se produce dos días después de que la policía interrogara en su domicilio a la principal accionista de L'Oréal y el mismo día en el que se conocen detalles de esa declaración, publicada este miércoles por la prensa.
Las explicaciones de Bettencourt no han cambiado en esencia el dossier sobre el que trabajan los investigadores y "en todo caso dan la sensación de que la multimillonaria no sigue sino de lejos la gestión de su fortuna".
Así, en repetidas ocasiones Bettencourt aseguró no acordarse del estatuto de la isla de las Seychelles que supuestamente compró en 1996 por entre 15 y 25 millones de euros y que no declaró a Hacienda.
"Creo que me pertenece, pero no se lo puedo confirmar", declaró la anciana, que también tiene lagunas sobre la presunta financiación ilegal de partidos que se investiga, pues era su difunto marido quien se ocupaba de esos asuntos, explicó.