El sufrimiento de los toros en los 'correbous'
- Etólogos y veterinarios constatan que el animal no solo sufre en las corridas
- Algunos animales "caen fulminados" por el estrés que padecen
- Cataluña ha prohibido la Fiesta pero protegerá los festejos como los 'correbous'
- Estos espectáculos tradicionales carecen en la actualidad de reglamento
Ver también: Documento en pdf de "buenas prácticas" para la celebración de 'correbous'
Cataluña ha prohibido las corridas de toros, pero el Parlament tiene previsto proteger los "correbous" a iniciativa de CiU, que el miércoles votó contra la celebración de la Fiesta en la Monumental de Barcelona, la única plaza activa en esta comunidad autónoma. Su líder, Artur Mas, justificó esta paradoja afirmando que los correbous "no acaban con la muerte del animal" y que "han evolucionado hacia un mayor respeto a los animales".
¿Pero aunque no se mate al toro, no sufre el animal en los correbous? Expertos en Veterinaria y Etología consultados por rtve.es aseguran que sí que existe padecimiento, sobre todo psíquico, aunque no haya ni banderillas ni estocadas. El estrés puede ser tal que el animal acabe muriendo de un infarto.
Los correbous son espectáculos tradicionales, sobre todo en las Tierras del Ebro, en Tarragona, donde se celebraron 43 de los 53 que autorizó el Departamento de Interior de la Generalitat el año pasado.
Hay varias modalidades: bous a la plaça o bous al carrer, los tradicionales encierros; bou embolat o toros de fuego, a los que se coloca al animal un artilugio metálico en los cuernos con dos bolas con material inflamable al que se le prende fuego; bou capllaçat o ensogado, al que se le ata por la cabeza por cuerdas y se lo obliga a recorrer las calles; o el bou al mar, donde al toro se le tira al agua.
Los correbous cuentan en las Tierras del Ebro con un manual de "buenas prácticas" pero no tiene rango de reglamento. En él se recomienda que el animal no esté más de 60 minutos en la modalidad del bou capllaçat o que no se celebren festejos en las horas de más calor, pero no es de obligado cumplimiento. [Consulta en pdf las recomendaciones sobre los correbous]
Situación de indefensión
"Un toro que se lía a cornadas para liberarse del miedo atroz" que siente cuando se ve solo rodeado de gente "evidencia un sufrimiento psíquico", explica Miguel Ibáñez Talagón, profesor titular de Etología y Protección Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, quien recuerda además que en este tipo de espectáculo siempre hay algún "gamberro" que acaba maltratando físicamente al animal.
Ibáñez reconoce que no hay estudios específicos sobre los efectos de estos festejos taurinos en los animales, porque nadie tiene interés en financiar una investigación de este tipo, "todos son puertas cerradas", pero asegura que hay datos extrapolables que se han obtenido de la observación de otros animales vacunos, aunque no sean toros de lidia.
Este profesor de Etología de la Complutense asegura que el toro sufre una "situación de ansiedad general" cuando se encuentra en una "situación de indefensión" que no tiene capacidad de resolver.
Es la misma reacción que tiene las víctimas de mobbing en el trabajo o de los niños que sufren bulling en los colegios, asegura Ibáñez Talagón.
El "pánico" de los toros en los festejos
El veterinario José Enrique Zaldívar, presidente de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia (AVAT), explica a rtve.es que los animales sufren un "gran estrés" en los correbous y que a veces "caen fulminados" por un infarto por el agotamiento físico.
Según explica, son animales herbívoros que no están acostumbrados a realizar un gran ejercicio durante una hora y media y menos con las temperaturas tan altas del verano, cuando se celebran más festejos.
En un informe que presentó en el Parlamento Europeo hace dos años, este veterinario recuerda que el toro siente "miedo" cuando se le saca de su hábitat natural.
"Las situaciones a las que son sometidos estos animales en estos espectáculos son dañinas y les causan un gran sufrimiento. Las razas excitables de ganado vacuno, como son las utilizadas en estos espectáculos, muestran sensaciones de pánico cuando se las deja solas en un lugar extraño, o se las somete o expone a una novedad de un ambiente ruidoso".
Subida del cortisol, la hormona del estrés
En aquel documento, el presidente de AVAT recordaba que los niveles normales de cortisol (conocida como la hormona del estrés) en muchas razas de bóvidos oscilan entre los 0,5 y 9 nanogramos/mililitros. Cuando se les sujeta la cabeza en un cepo estos valores se elevan entre los 13 y 63 nanogramos/mililitro, llegando a extremos de 93 en algunas razas.
La Universidad de León midió hace años el estrés en vacas bravas ante distintas situaciones que van desde la inmovilización en un espacio cerrado, como el que se utiliza para hacer curas o para el herraje, la inmovilización en campo abierto y la inmovilización en transporte. [Consultar el informe]
Según esta investigación, suben los niveles de el cortisol, la hormona del estrés; la glucosa; la urea y la creatinina, que son indicadores de la función renal; y otros marcadores de la función hepática, entre otros indicadores.
Ante el Parlamento europeo, Zaldívar insistió en que el daño psíquico y físico de los toros en los festejos populares existen. "El origen de ese daño procede de las manipulaciones, transporte, aislamiento, hambre y sed a que son sometidos, partiendo de que, el simple hecho de sacarlos de su ambiente natural, provoca en ellos una intensa sensación de miedo que provoca respuestas orgánicas que pasarán de ser fisiológicas a patológicas, dada su incapacidad para adaptarse a estas nuevas situaciones".
A ellos hay que añadir, según el presidente de AVAT, "la persecución, la incapacidad de huida, las agresiones, así como el continuo acosamiento al que se ven sometidos por parte de las personas que acuden a estos espectáculos".
Las buenas practicas de los 'correbous'
La Delegación Territorial de la Generalitat en las Tierras del Ebro cuenta con un documento de recomendaciones y buenas prácticas de los correbous, pero no son de obligado cumplimiento.
En él establece que en el caso de los bous a la plaça y los bous al carrer, el animal no esté más de 15 minutos; si es bou capllaçat puede estar hasta 60 y si es bou embolat no podrá superar los 30 aunque la duración de las bolas de fuego no deberá ser superior a los 15 minutos.
Si estas dos últimas modalidades se celebran en verano, se recomienda evitar su realización entre las 12 y las 17 horas.
Establece también que el animal se retirará en cualquier caso cuando haya "evidentes muestras de agotamiento o se detecten lesiones" y recomienda que se impida el uso de palos para golpear a los animales. Pero, de momento, son solo recomendaciones...