Cruce de insultos entre partidarios y detractores a las puertas de la Monumental de Barcelona
- Primera corrida en Barcelona tras la prohibición de la 'Fiesta'
- Apenas unos centenares de aficionados en las gradas
La primera corrida en La Monumental de Barcelona después de la prohibición aprobada por el Parlamento catalán se ha saldado con expectación y algunos incidentes entre detractores de la fiesta y aficionados, que se han concentrado antes del inicio y se han cruzado algunos insultos.
La Monumental, la única plaza que sigue ofreciendo corridas de toros en Catalunya, ha reunido a apenas unos cientos de personas en las gradas, buena parte de ellos turistas. Escasa entrada y muy lejos de llenar los 20.000 asientos para ver un cartel con Juan Jose Padilla, Curro Díaz y Miguel Tendero.
Una hora antes de la corrida han llegado ya los aficionados, algunos ya con su entrada.
Otros han hecho cola en las dos taquillas abiertas. Ambiente de enfado en este lado de la calle. Hay quien comenta su incredulidad: ¿¡qué les importará a estos si nos gustan los toros! Pero si ellos también comen carne¿ .
Tienen la vista puesta en los antitaurinos, que tan puntuales como las corridas están ahí con sus pancartas un domingo más. ¿Luchamos por esto desde hace muchos años, y vamos a continuar viniendo, hay que acabar con el maltrato animal¿.
Empiezan los incidentes
El ambiente se enrarece y empiezan los insultos. En medio, unos 20 agentes de los mossos antidisturbios. "Casi hay más policía que antitaurinos¿, nos dice un vecino.
Carles baja muchos domingos a hablar con los turistas ¿Les explico lo que van a ver, para que no se lleven una desagradable sorpresa¿.
Nos cuenta que en los años 80, los del barrio tenían queja del Ayuntamiento porque en la calle no se podía aparcar, pero cada domingo por la tarde estaba completamente llena de decenas de autocares, repletos de turistas y visitantes que llenaban la plaza de toros. ¿Ahora ya hace muchos años que eso no se ve, añade.
Finalmente, el público que queda fuera acaba de acceder y los antitaurinos vuelven a gritar sus consignas. Los antidisturbios hace rato que se han ido a los vehículos y dan una ojeada los urbanos y algún policía.
Muchos asientos libres
Dentro, todos están ya en su asiento. Quedan muchos libres, el blanco de las sillas domina las gradas. El torero sigue con su faena en el ruedo. En el tenderete de regalos de la entrada quedan algunos extranjeros rezagados.
Al fondo, cerca de donde están subiendo al camión el primer toro muerto de la tarde, se encuentra la tienda donde trabaja Enriqueta. Lleva muchos años aquí de dependienta y dice que la Monumental es su vida, casi como su hogar, porque ¿estoy como en casa, aquí también trabaja mi hija. A mi nieto lo traemos aquí, le gusta correr, le enseñamos los toros¿¿.
Enriqueta está preocupada por el futuro: ¿no soy sólo yo y los trabajadores, es toda la gente que tiene que trabajar para que la temporada salga adelante.
Tengo muchos proveedores, los de las camisetas, los que fabrican el género¿. Esto nos va a perjudicar mucho a bastantes familias¿.
Aunque reconoce, rodeada de toros de peluche y de plástico, de muñecas flamencas y de imágenes de la Monumental, que quienes más compran son los turistas. ¿Los de aquí poco, sólo abanicos¿.
Acabada la corrida, Miguel Tendero ha salido a hombros por la puerta grande. Ha sido un gesto para felicitarle por su faena y sin duda, para afirmar una vez más que no quieren ver esta tradición fuera de la plaza, de la única que sigue activa en Catalunya.