El Tesoro logra colocar 3.500 millones en bonos a tres años reduciendo el coste un 32%
- El interés ofrecido baja respecto a la última subasta del 3,394% al 2,306%
- Es la tercera vez consecutiva en la que se reduce el coste de la deuda española
El Tesoro ha adjudicado este jueves 3.500 millones de euros en bonos a tres años con un coste menor que en la última subasta, ya que la rentabilidad para los inversores se quedó en el 2,306%, frente al 3,394% de finales de junio, según datos del mercado.
Exactamente, al Tesoro le costó un 32% menos colocar bonos a tres años ayudado por la mayor confianza de los mercados en la economía española, que hace que ésta sea la tercera operación consecutiva en la que el interés cae desde mediados de junio.
En la subasta de este jueves, los inversores han solicitado 6.625 millones, con lo que la demanda supera en más de 3.000 millones la cantidad adjudicada.
Reducción progresiva del interés
En la anterior puja de bonos a tres años, que tuvo lugar el pasado 10 de junio, se saldó con la colocación de 3.903,21 millones de euros con un interés marginal del 3,394%, la mayor rentabilidad desde octubre de 2008.
No obstante, hay que tener en cuenta que en aquella ocasión fue la primera subasta celebrada desde que la agencia de medición de riesgos Fitch rebajara la calificación de la deuda española, mientras que ahora la subasta llega después de la publicación de las pruebas de solvencia a la banca.
Desde que en octubre de 2008 la rentabilidad de estos bonos a tres años alcanzara el 3,41%, el Tesoro había ido reduciendo de forma constante mes a mes el interés que aplicaba a este tipo de deuda hasta que llegó 2010, año en el que el coste de las subastas fue incrementándose poco a poco. Era la muestra de que a España le costaba cada vez más -casi el doble que a Alemania- colocar su deuda en los mercados, es decir debía ofrecer un interés mayor para atraer el ahorro de los inversores.
Julio, punto de inflexión
Este encarecimiento de la deuda, tanto de bonos, letras u otros productos, era el reflejo de la desconfianza de los mercados con España y provocó las dudas de los inversores ante la capacidad del Estado para hacer frente a los compromisos con sus acreedores.
Especialmente, los vencimientos de deuda a lo largo de julio, que superaban los 24.600 millones, cifra que finalmente el Tesoro consiguió cubrir apelando a los mercados, aunque fuera a un coste cada vez mayor y ayudado por una gran emisión sindicada de obligaciones a 10 años en la que adjudicó 6.000 millones.
Pero el punto de inflexión en las emisiones de deuda se produjo ya en la segunda quincena de julio, en concreto, el martes 20, en los días previos a la publicación de los denominados "estrés test", cuando el Tesoro emitió letras a 12 y 18 meses y por primera vez en meses lo hizo a un coste menor.