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Bronislaw Komorowski jura su cargo como nuevo presidente de Polonia en el Parlamento

  • Venció las elecciones en una segunda vuelta con el 53,01% de los votos
  • Sustituirá al fallecido presidente Kaczynski

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Bronislaw Komorowski toma posesión como nuevo presidente de Polonia

El liberal Bronislaw Komorowski, de 58 años, ha tomado posesión como presidente de Polonia después de prestar juramento este viernes en el Parlamento polaco.

"El orden democrático institucional que hemos construido en Polonia durante más de 20 años de cambios ha demostrado que, en estos momentos difíciles, hemos sido capaces de garantizar la continuidad del Estado y de tributar con orgullo un homenaje a las víctimas del desastre aéreo", ha declarado Komorowski durante su discurso ante la Cámara baja.

LLamamiento a la unidad y palabras para Rusia

El nuevo jefe del Estado polaco también ha realizado un llamamiento a la unidad y ha asegurado que, durante su mandato, procurará aunar los esfuerzos de "todas las instituciones polacas", para superar la división que durante los últimos meses ha presidido la vida pública del país centroeuropeo.

En sus primeras palabras Komorowski no ha olvidado realizar una referencia a la vecina Rusia, con la que se ha mostrado dispuesto a trabajar para lograr un "acercamiento", ya que "el desarrollo posible en nuestra región no será posible sin la Federación Rusa".

Al acto han asistido el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, Jaroslaw Kaczynski y los dos últimos jefes de Estado aún con vida, Lech Walesa y Aleksander Kwasniewski.

La investidura de Bronislaw Komorowski como nuevo Presidente de la República sitúa a la formación liberal Plataforma Ciudadana, miembro del Partido Popular Europeo, al frente de las principales instituciones del país, ya que desde 2007 el primer ministro polaco es el también liberal Donald Tusk.

Komorowski ganó el el pasado 4 de julio en la segunda ronda las elecciones presidenciales con el 53,01% de los votos. Las elecciones se celebraron después del accidente aéreo que mató el 10 de abril en Rusia a 94 personas, entre ellas los más altos cargos políticos y militares.