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Las lluvias monzónicas lejos de disiparse, avanzan hacia el sur de Pakistán

  • Varias regiones de la India, en alerta por el avance de las lluvias
  • En el sur pakistaní se teme por un empeoramiento de la situación

Ver también: Las inundaciones devastan Pakistán / Corrimientos de tierra en China

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Las lluvias monzónicas tienen en jaque a media Asia

Las lluvias monzónicas que desde hace más de diez días afectan a media Asia, lejos de decrecer, siguen su avance amenazando a nuevas zonas.

Si a finales de julio una de las zonas más afectadas era el noroeste del país pakistaní, en concreto Kyber Pakhtunhwa, ahora parece que el monzón evoluciona hacia el sur. De hecho, las autoridades indias han alertado de que en las próximas 48 horas se esperan fuertes lluvias que afectarán a regiones como la Cachemira india,Himachal Pradesh, Uttarakhand y podrían llegar a Nepal.

Más de seis millones de afectados

Pero pese a la alerta india, las lluvias no abandonan Pakistán. Avanzan hacia el suroeste, donde el río Indo ha inundado en las últimas 24 horas al menos 620 poblaciones de la provincia de Sindh, según ha asegurado a la agencia EFEe un portavoz de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres, Ahmad Kamal.

"La estructura de las presas de Guddu y Sukkur resiste, a pesar de la enorme presión y de tener algunas brechas. Pero con las lluvias monzónicas que se prevén para esta semana la situación es todo un desafío", ha alertado Kamal.

Según esta fuente, además de en Sindh, donde los daños pueden ser todavía mucho mayores y se sigue evacuando a gente, las aguas vuelven a crear problemas en puntos ya afectados, "especialmente en las áreas en que confluyen dos ríos" de la vecina provincia oriental de Punjab, cuyo sistema de canales está bastante dañado.

Todo ello ha dejado, según el último balance, más de 6 millones de afectados, de los cuales la mitad de ellos son niños. Es, según ha afirmado el portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Maurizio Giuliano, una catástrofe que ha superado a la del "tsunami" que en 2004 sacudió el sureste asiático, "en términos de afectados", no de fallecidos.

Por su parte, con más de un 15% del territorio anegado por el agua, las autoridades paquistaníes sitúan en 12,5 millones el número de damnificados por la tragedia y en 1.203 las víctimas mortales, cifra que la ONU eleva hasta los 1.600.

Los niños, bajo un gran riesgo

Y cómo va a lograr salir el país de esta situación preocupa también a las fuentes de organismos humanitarios, quienes han alertado este lunes de que la crisis actual "aumentará considerablemente" en los próximos meses los problemas de desnutrición infantil, un mal "muy extendido" ya en un colectivo -los menores de 18 años- que en Pakistán representa el 44% de los 170 millones de habitantes.

El coordinador de Emergencias de Unicef en el país surasiático, Óscar Butragueño, ha explicado a la agencia EFE que existe gran preocupación por que los niños damnificados reciban atención médica adecuada, pues son los "más vulnerables" a enfermedades como la diarrea, de la que se están registrando miles de casos debido a las aguas contaminadas.

"El acceso a agua limpia es fundamental y también garantizar unas condiciones de higiene mínimas", ha asegurado una fuente de una ONG dedicada a la protección infantil.

Tabién ha agregado que la pérdida de grandes terrenos de cultivos repercutirá "obviamente" en la nutrición de las comunidades afectadas.

Por otro lado, más allá de la alimentación, las inundaciones plantean además un negro horizonte para la educación, pues han destruido en pocos días más escuelas que la insurgencia talibán en los últimos tres años, mientras que los centros que quedan en pie sirven de albergue para decenas de miles de personas que han perdido sus hogares.

"Las escuelas van a sufrir. Habrá que rehabilitar", ha subrayado Butragueño, quien ha cifrado en cerca de un millar los centros educativos que nos son funcionales en estos momentos.

Y por encima de los problemas más inmediatos planea la sombra de la potencial explotación de decenas de menores que han quedado huérfanos o separados de sus familias, entre 300 y 400, según estimaciones de Unicef.