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El banderillero Luis Mariscal necesita nueva transfusión de sangre al empeorar su estado

  • El torero presenta niveles bajos de glóbulos rojos y podrían derivar en anemia
  • Habrá que esperar entre 48 y 72 horas para ver su evolución

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El muslo del banderillero quedó literalmente colgado del pitón.
El muslo del banderillero quedó literalmente colgado del pitón.

El estado de salud del banderillero Luis Mariscal ha sufrido un empeoramiento en las últimas horas debido a la aparición de una nueva hemorragia, por lo que esta tarde los médicos que le atienden en la clínica Sagrado Corazón de Sevilla le pondrán una nueva transfusión de sangre.

Mariscal, que fue sometido anoche a una operación de cinco horas en la enfermería de La Maestranza, se encuentra ingresado desde primera hora de la mañana en la UCI de este centro médico sevillano.

Las primeras horas transcurrieron "con normalidad" dentro de la extrema gravedad de la cornada. "Había despertado de la sedación, aunque se encontraba muy mermado y desorientado, e incluso había comenzado a articular alguna palabra suelta", señalaron fuentes familiares del subalterno.

Pero a primera hora de esta tarde la herida ha comenzado a sangrar de nuevo. Los médicos barajan dos opciones: la primera, que Mariscal no haya asimilado la transfusión sanguínea practicada durante la operación de anoche y su cuerpo necesite expulsarla, o bien, que haya surgido una nueva hemorragia interna.

En cualquier caso, los facultativos han considerado necesario transfundirle de nuevo, pues presenta unos niveles muy bajos de glóbulos rojos, que podrían derivar a una fuerte anemia que agrave aún más su estado de salud, que sigue siendo "muy grave".

Los médicos, aún así, prefieren ser cautos al señalar que hay que esperar entre 48 y 72 horas para ver como evoluciona.

Mariscal resultó prendido a la salida del tercer par de banderillas al quinto toro del festejo, de la ganadería de Peñajara, cuando en el momento del embroque el animal "cazó" de lleno al subalterno por el muslo izquierdo, prendiéndole y dejándole colgado del pitón durante unos segundos para, una vez en suelo, volver a hacer por él.

Nada más izarle la cuadrilla, Mariscal fue dejando un aparatoso reguero de sangre camino de la enfermería donde fue intervenido de urgencia