El Ramadán, "una escuela de disciplina y paciencia" para el musulmán
"El Ramadán demuestra al ser humano que nada es imposible". Así es como entiende Saif Ben Abdennour , un musulmán, este mes de reflexión y sacrificio que siguen desde el miércoles 11 de agosto alrededor de dos millones de personas en España. Este año el Ramadán coincide con el verano, en el que los días son más largos, lo que se traduce en un periodo de más horas de ayuno y esfuerzo físico.
Saif Ben Abdennour es el responsable de Asuntos Culturales del Centro Cultural Islámico de Madrid y destaca que el Ramadán es "un paréntesis en la vida de un musulmán", ya que cambia la rutina diaria y le permite "reflexionar y evaluar su comportamiento durante el año".
Este periodo de ayuno gira en torno al sacrificio, a través del cual se obtiene una gran recompensa espiritual, a la vez que paz interior. "Es una muestra de amor hacia Dios; lo haces por él y por nadie más" afirma. Este mes, además, les sirve para acercase al sufrimiento que sienten las personas que pasan hambre en el mundo, subraya.
Ramadán: disciplina y paciencia
Para Saif, el Ramadán es una "escuela de disciplina y paciencia" en la que el musulmán aprende que "el ser humano es mucho más que sus deseos". Su finalidad es "convertir al ser humano en un ángel", que no siente necesidad de beber ni de comer. Defiende que se consigue ver el mundo desde una perspectiva de consumo más racional durante este periodo de reflexión, en el cual "te liberas de todas las ataduras".
Este año el Ramadán cae en verano. Los días son más largos, por lo que las horas de ayuno se amplían. Esto lo hace especialmente duro para los trabajos de gran esfuerzo físico, como ocurre en la construcción, por ejemplo. Sin embargo, Saif afirma que se pasan mal los primeros días, pero que el cuerpo es inteligente y acaba acostumbrándose. Por ello, dice, "el Ramadán demuestra que nada es imposible".
No obstante, existen situaciones especiales en las que se permite no practicar el Ramadán. Hablamos, por ejemplo, de ancianos, enfermos, mujeres embarazadas y todas aquellas personas cuyo estado de salud no se lo permita.
Saif da a entender que, generalmente, hay tolerancia con el musulmán en los lugares de trabajo y que siempre suele llegarse a un acuerdo con los jefes para respetar en lo posible las horas dedicadas a la oración. "La mayoría de los jefes lo entienden, sobre todo si hay un contacto diario" dice el responsable de Asuntos Culturales.
Los niños también son protagonistas durante el Ramadán, lo viven como una gran festividad. Saif lo compara con las fiestas navideñas. Las obligaciones en el Islam comienzan con la pubertad, pero muchos niños se animan a probarlas mucho antes. Algunos, incluso, intentan imitar a sus padres ayunando durante algunas horas. "Se lo toman como un juego" afirma.
El Islam visto desde Occidente
Saif defiende que se deberían difundir más visiones objetivas que expresen lo mucho que ha aportado el Islam al mundo. Según él, la visión del Islam en Occidente "está llena de prejuicios" a causa del desconocimiento, "lo que genera desconfianza". Por ello, anima a todo el que lo desee a visitar el Centro Cultural para conocer y acercarse un poco más a la cultura islámica.