El Constitucional colombiano exige que el acuerdo militar con EEUU pase por el Congreso
- Segun la Corte "debió ser tramitado como tratado internacional
- El acuerdo sobre el uso de bases en Colombia fue firmado en octubre del 2009
La Corte Constitucional de Colombia ha devuelto este miércoles a la Presidencia el acuerdo que firmaron los Gobiernos de Washington y Bogotá en el 2009, que prevé el uso de 7 bases por soldados estadounidenses en el país suramericano, al determinar que debe pasar el trámite parlamentario para que sea constitucional.
En una decisión anunciada por el presidente del alto tribunal, Mauricio González, en una rueda de prensa, se determinó que dicho tratado debe ser devuelto al Ejecutivo, para que el ahora jefe del Estado, Juan Manuel Santos, pida al Congreso que lo adopte por ley.
"La Corte constató que no se está ante un acuerdo simplificado, sino frente a un instrumento que involucra nuevas obligaciones para el Estado colombiano", ha explicado González.
Agregó que dicho acuerdo, firmado el 30 de octubre del 2009 en Bogotá, también supone la extensión de obligaciones adquiridas con anterioridad por Colombia.
Por todo ello "debió ser tramitado como tratado internacional, esto es, sometido a la aprobación del Congreso de la República y revisado posteriormente por la Corte Constitucional", puntualizó el magistrado.
Cancela los efectos del acuerdo
González ha advertido de que este acuerdo bilateral "no puede surtir efectos en el ordenamiento interno" hasta tanto no sea puesto en consideración y sea aprobado por el Senado en pleno.
El documento fue rubricado el 30 de octubre de 2009 por el entonces ministro colombiano de Relaciones Exteriores, Jaime Bermúdez, y el embajador de Estados Unidos en Bogotá, William Brownfield.
Ambos lo firmaron en medio de un ambiente regional caldeado por la postura en contra de varios gobiernos y la férrea defensa de Colombia, cuyo jefe de Estado de entonces, Álvaro Uribe, buscó disipar los temores mediante una maratoniana gira.
Las primeras versiones sobre el acuerdo se conocieron a mediados del 2009, cuando Washington preparaba el desalojo de la base de Manta, en Ecuador, por la decisión del presidente de este país, Rafael Correa, de no prorrogar el contrato de 1999 que le permitía operar desde allí.
Uribe garantizó que dicho convenio sería "regido por principios como la igualdad soberana, la integridad territorial y la no intervención en asuntos internos de otros Estados".
Inquietud regional por el acuerdo
El primer gobernante de la región en levantar la voz en contra fue el venezolano Hugo Chávez, para quien dicho acuerdo era una amenaza para su país.
Chávez lo dijo el 21 de julio del año pasado, cuando se lamentó de que Colombia abriera puertas a quienes "agreden constantemente" y "preparan nuevas agresiones" contra Venezuela. Por ello decidió, semanas después, revisar las relaciones de Venezuela con Colombia, que las congeló desde el punto de vista diplomático y comercial ocasionando grandes estragos a las economías de ambos países.
En medio de llamamientos a la intervención de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), la postura del venezolano fue acogida por los gobernantes de países como Nicaragua, Daniel Ortega; Bolivia, Evo Morales; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, o de Chile, la ahora ex presidenta Michelle Bachelet.
La gira de Uribe
La polémica llevó a Uribe a organizar en horas una gira por Perú, Chile, Brasil, Paraguay, Argentina, Bolivia y Uruguay "para abordar los temas del terrorismo en Colombia, sus riesgos y los asuntos relacionados con Unasur", según el objetivo oficial del periplo, anunciado el 3 de agosto del año pasado.
Para entonces, el Gobierno estadounidense ya tenía asignados 46 millones de dólares para "ampliar la plataforma de aterrizaje" de Palanquero, una de las siete bases incluidas en el acuerdo y, por su ubicación en el centro de Colombia, considerada "estratégica".
El asunto volvió al ámbito de la Unasur, con una cumbre extraordinaria celebrada el 28 de agosto en Bariloche (Argentina), y adonde Uribe acudió con el mismo mensaje de tranquilidad que había entregado en su gira regional previa.