Llegan a Bucarest los primeros 70 gitanos rumanos expulsados de Francia
- 23 de ellos no se han presentado
- El presidente rumano pide un plan europeo de integración de este colectivo
- Los gitanos han cobrado 300 euros por adulto y 100 por cada niño
Los primeros 70 gitanos rumanos deportados por Francia han llegado este jueves a Bucarest a bordo de dos vuelos comerciales procedentes de París y Lyon, según ha confirmado la Policía de Frontera rumana.
En un primer vuelo, procedente de París, llegaron nueve personas, en el segundo fueron 61 expulsados, en total 23 menos de lo esperado inicialmente, ya que algunos deportados voluntarios no se presentaron en los aeropuertos de Francia.
Acompañados de sus mujeres e hijos, con carritos de bebés y grandes sacos, los primeros deportados han llegado poco antes de las 16:00 horas al aeropuerto de Aurel Vlaicu en un vuelo regular.
Entre los primeros expulsados de París había seis jóvenes de unos 20 años de edad que han asegurado a la prensa que estaban en Francia desde hacía varios meses.
Según la agencia de noticias Mediafax, estos jóvenes han explicado que volvieron de forma voluntaria, tras recibir dinero para regresar a su país. Otros han negado ser emigrantes gitanos y dijeron que sólo "estaban de vacaciones en Francia".
Rumanía pide un plan europeo
El presidente rumano, Traian Basescu, ha reclamado que se ponga en marcha un programa europeo de integración de los gitanos, una demanda que ya había formulado en 2008, mientras que la prensa de su país le ha reprochado carecer de un programa de reinserción coherente para los repatriados.
Escoltados por la policía y cargados de maletas y paquetes, unos sesenta gitanos embarcaron en un vuelo de la compañía rumana Blue Air que a primera hora de la tarde salió de Lyon, y otro grupo menos numeroso lo hizo desde el parisino de Charles de Gaulle.
El ministro del Interior, Brice Hortefeux ha precisado que se espera evacuar a un total de 700 gitanos en situación irregular. Por el momento ya han sido desalojados 51 campamentos.
Los deportados son "romanís", como se llama en Francia a los gitanos de Europa del Este, que se han acogido al llamado programa de ayudas al retorno, que consiste en un billete de avión y 300 euros por adulto o 100 euros por niño.
El Gobierno francés insiste en que no se trata de deportaciones forzadas sino de personas que han aceptado la ayuda voluntaria de retorno.
No obstante, las críticas se multiplican ante la ofensiva lanzada por las autoridades contra este colectivo, cuyos campamentos son desmantelados por todo el país.
Según el ministro galo, de lo que se trata es de que se cumpla la ley y "cuando un ciudadano europeo no tiene medios de subsistir en Francia, no tiene derecho a quedarse más de tres meses", ha recordado en declaraciones a la prensa en un acto público celebrado en una pequeña localidad a las afueras de París.
Hortefeux ha ido más allá, al invitar a la Comisión Europea a que se movilice para conseguir una "integración efectiva" del colectivo gitano.
"Espero que la Comisión Europea demuestre todo su valor añadido en el acceso de los gitanos a la educación, al empleo y a la vivienda, por ejemplo", según el ministro, quien ha invitado a Bruselas a "movilizar su energía, sus esfuerzos" en programas de "reinserción duradera" y de "integración efectiva" de esa minoría.
Rumanía y Bulgaria forman parte de la Unión Europea (UE) desde enero de 2007 pero, como ocurre con cualquier nuevo estado miembro, algunos socios comunitarios aplican periodos transitorios con restricciones para los nacionales de estos países, fundamentalmente en materia de trabajo.
En el caso de Francia el periodo de transición es hasta 2012 aunque puede ampliarse dos años más.
Mientras esté vigente, rumanos y búlgaros pueden entrar sin ningún requisito y estar tres meses sin tener que justificar su estancia, pero, a partir de ese periodo, se les puede expulsar si no disponen de una tarjeta de residencia que, a su vez, solo se consigue con un contrato de trabajo.
Fue el propio presidente francés, Nicolas Sarkozy, el que dio la orden al Gobierno de evacuarlos y de destruir la mitad de las instalaciones en las que viven en el plazo de tres meses.
Críticas en Francia
Hortefeux lo está cumpliendo y, en menos de un mes, ya ha desmantelado más de 50 campamentos de chabolas, el último esta misma mañana en Isère, al sureste de Francia.
La prefectura (delegación del Gobierno) de la zona ha difundido un comunicado en el que precisa que se ha evacuado a un centenar de gitanos en una operación que "responde a las instrucciones" del ministro del Interior.
En 2009, según las autoridades francesas, unos 10.000 rumanos y búlgaros se acogieron a esas ayudas y regresaron a sus países aunque en muchos casos, estas personas acabaron volviendo a Francia.
De hecho, no hay ninguna norma que les impida volver a Francia si lo desean, y residir de forma legal durante otros tres meses antes de que puedan volver a ser expulsados.