Las potencias citan a Abás y Netanyahu en Washington para acordar la paz "de aquí a un año"
- Clinton anuncia la reapertura del diálogo directo tras 20 meses
- Netanyahu y Abás deberán abrirlo el 2 se septiembre en Washington
- Tendrán que acordar la creación de un estado palestino en un año
- Israel y Palestina aplauden la invitación para retomar las conversaciones
El Cuarteto de Oriente Medio -formado por Estados Unidos, Rusia, la UE y la ONU- ha invitado a Israel y la Autoridad Nacional Palestina al relanzamiento de las conversaciones de paz directas el próximo 2 de septiembre en Washington tras 20 meses de parón que deberán llevar a la creación de un estado palestino en paz con Israel en un año.
"Tras las conversaciones indirectas, he invitado al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, a reunirse el 2 de septiembre en Washington para reanudar las negociaciones directas y resolver todos los asuntos del estatus final, que creemos podrán ser solucionados en un plazo de un año", ha explicado la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton.
"Ha habido dificultades en el pasado, habrá dificultades por delante...Pido a las partes que perseveren, que sigan moviéndose hacia adelante pese a los tiempos difíciles y que sigan trabajando para lograr una paz justa y duradera en la región", ha añadido la jefa de la diplomacia de EE.UU..
"El Cuarteto de nuevo pide a ambas partes que observen calma y contención y que rechacen las acciones provocativas y la retórica inflamatoria", ha añadido Clinton, que ha detallado que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y el rey Abdalá de Jordania están también invitados a Washington.
En los últimos días había aumentado la presión internacional sobre Israel y Palestina, que no habían accedido a reanudar las conversaciones directas -abandonadas en diciembre de 2008- por la polémica sobre la existencia o no de condiciones previas.
Las presiones diplomáticas se están intensificando de cara al vencimiento, el 26 de septiembre, de la moratoria de diez meses de la construcción de asentamientos en las colonias judías de Cisjordania.
El problema de las condiciones
Tel-Aviv se niega a que haya ningún tipo de prerrequisito para las negociaciones mientras que los palestinos exigen que se parta de las fronteras existentes en 1967.
"Estamos esperando a ver la formación del borrador de invitación americana. Nuestra posición sigue siendo que no queremos precondiciones", ha declarado una fuente israelí.
Mientras, una fuente palestina ha respondido que si el comunicado "está de acuerdo con lo que pedimos, diremos que sí, por supuesto".
Los palestinos están centrados en que el comunicado del Cuarteto marque los términos de referencia de las negociaciones, que empezarían el próximo 2 de septiembre con la presencia de Obama.
Los asentamientos
El pasado marzo, el Cuarteto pidió a Israel congelar la construcción de todos sus asentamientos y a los palestinos abstenerse de acciones que puedan entorpecer las negociaciones indirectas entre ambas partes.
A principios de marzo, Israelíes y palestinos aceptaron mantener negociaciones indirectas de paz auspiciadas por EE.UU. Era algo que se espera, ya que el enviado especial norteamericano para Oriente Medio, George Mitchell, se encuentra ya en la región para impulsar estas negociacones.
No obstante, pocos días después, Israel comenzó la construcción de nuevos asentamientos en Jerusalén Este, lo que enconó aún más las posiciones. Finalmente, ante las presiones recibidas, Israel propuso una suspensión parcial de los asentamientos de Cisjordania durante diez meses para reimpulsar el proceso de paz con los palestinos.
Malas perspectivas
Pese a lo ambicioso del plazo propuesto -un año para un nuevo estado palestino- la situación de ambas partes no invita al optimismo.
Por un lado, el presidente palestino no cree en que el primer ministro israelí pueda imponer un acuerdo aceptable a su coalición gubernamental, en la que su propio partido y formaciones de extrema derecha se oponen a grandes concesiones y apoyan la presencia de asentamientos judíos en tierra palestina.
Abás quiere una congelación total de los asentamientos y ha pedido a Estados Unidos con insistencia que presione a Israel, algo que Obama no se puede permitir ahora por la pujanza del lobby judío, que puede ser esencial de cara a las legislativas de noviembre.
Por otro lado, Israel cuestiona la capacidad de decisión de Abás, que no controla la Franja de Gaza, en manos de los extremistas de Hamás, que no reconocen al país hebreo y que por ahora se niegan a toda negociación.
En realidad, Obama, que aseguraba recientemente en una televisión israelí que estaban ante "la mejor oportunidad" para conseguir la paz, se encuentra con un escenario mucho peor que sus predecesores Clinton y Bush.
Los israelíes se han inclinado a la derecha en la última década y son cada vez más pesimistas de conseguir una paz segura con los palestinos, dada la pujanza de Hamás y la debilidad de la ANP.
Los palestinos también han perdido la fe y consideran que Israel tiene su propio proyecto de hacer el estado palestino inviable con su política de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este.
Historial de fracasos
Hace una década, el presidente Clinton estuvo a punto de cerrar un acuerdo con el entonces líder de la ANP, Yaser Arafat, y el primer ministro Barak, pero las diferencias sobre el estatus de Jerusalén las hizo fracasar tras dos semanas encerrados en Camp David.
Poco después estallaba la Segunda Intifada y el proceso se estancó hasta el nacimiento del Cuarteto en 2003, que estableció una hoja de ruta para la paz que incluía que los palestinos rechazasen la violencia y que los israelíes parasen los asentamientos.
Entonces se establecía una nueva fecha para un acuerdo permanente para finales de 2005.
La oportunidad llegó en la llamada Conferencia de Annapolis, donde Bush consiguió que Abás y el entonces primer ministro israelí Olmert lanzasen formalmente una nueva ronda de conversaciones de paz, que llevó incluso a pintar en un mapa la solución de dos estados.
Pero entonces llegó diciembre de 2008, los escándalos de Olmert y la guerra de Gaza y de nuevo la esperanza de paz murió con los mismos temas de en la agenda: asentamientos judíos, vuelta de refugiados palestinos, nuevas mapas de fronteras, desmilitarización del eventual estado palestino y siempre, el último gran obstáculo, Jerusalén Este.