Un bosque de microchips
- Chips RFID contienen información básica sobre cada árbol
- Se pueden "leer" de forma inalámbrica de forma muy rápida
- Un ordenador procesa la información en las labores logísticas
Las aplicaciones de los pequeños chips denominados RFID (Radio Frequency Identification, Identificación por Radiofrecuencia) han llegado también a los bosques, donde según cuentan investigadores de la Sociedad Fraunhofer se están utilizando en la industria maderera como una forma rápida y sobre todo barata y ecológica de trabajar con las materias primas.
Este tipo de chips funciona de forma remota a cortas distancias, mediante señales de radio que se transmiten entre un receptor y donde está colocado.
La energía para alimentarlos no va en el propio chip, sino que proviene de las ondas que reciben cuando son leídos.
Los RFID se utilizan habitualmente como etiquetas en los productos del supermercado, pero también para marcar a especies protegidas, instrumental quirúrgico o, como en este caso, en labores de logística. Su principal característica es que se puede acceder a la información que contienen sin necesidad de acceder visual o físicamente a los propios chips.
“ Los chips están fabricados con materiales orgánicos “
En el caso de los que se emplean en los árboles se trata de una versión simplificada de los chips, fabricados con papel y lignina, un polímero orgánico.
Su función es similar a la de las marcas de colores que tradicionalmente se ven en algunos árboles del bosque, con la que se marcan la edad, calidad, destino o incluso el propietario de cada árbol.
Estos pequeños "chips naturales" llevan también una antena metálica, pero es tan pequeña que la madera puede cortarse y procesarse considerando el metal de la antena como parte de las impurezas típicas que hay en algunos troncos.
Para simplificar técnicamente las tareas y permitir que los chips sean más pequeños, la información sobre cada árbol se codifica en el chip en forma de un número de unas cuantas cifras, similar a un código de barras.
Es un ordenador el que luego se encarga de descifrarlo en función de los códigos que se hayan empleado. Basta con que el camión que transporta los troncos pase por debajo de una "jaula" especial en la que están instalados los detectores, algo parecido a las básculas para camiones en que se pesan los materiales que transportan.
La industria alemana mueve al año unos 13 millones de metros cúbicos de madera, y aunque algunas empresas ya emplean chips RFID los nuevos desarrollos han abaratado considerablemente su coste.
La idea es que incluso las pequeñas y medianas empresas del ramo se apunten a esta tendencia de "un árbol, un chip" para mejorar la logística conjunta, además de que se están investigando otras posibles aplicaciones, como utilizarlos para marcar también minerales y otros materiales.
Pero todavía quedan cosas por hacer: esta "madera con antenas" necesitará que se desarrollen estándares para el intercambio de datos, dado que cada empresa emplea a veces sistemas diferentes que hay que coordinar.
Los investigadores están llevando a cabo pruebas piloto al respecto en las de otras materias primas, para encontrar la mejor solución.