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La última noche con Tontxu

  • El cantante interpretó un tema inédito "Todo para los demás"
  • Un público entregado se rindió ante sus canciones de siempre

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Un momento de la actuación de Tontxu en la sala Galileo Galilei
Un momento de la actuación de Tontxu en la sala Galileo Galilei

Si la sala Galileo Galilei es un clásico de las noches acústicas madrileñas no sólo lo es por el nutrido cartel de actuaciones que suele presentar. Sobre todo se lo debe a la magia.

Y anoche no tardó en aparecer más que minutos escasos. Sólo hicieron falta las primeras estrofas de "Ángel de puntillas" para que entre Tontxu y el público nacieran algo más que palabras.

Uno de los hijos pródigos de la sala de Argüelles regresaba a casa para despedirse hasta el próximo año. El cantautor vasco emprende una gira de conciertos por Argentina el próximo otoño y no quería dejar de despedirse de la capital con una buena inyección de canciones a guitarra y un "eterno gracias".

"Para nostálgicos"

Para más inri era 25 de agosto. Una fecha especial. "Hace once años tuve un accidente y volví a nacer, y este segundo cumpleaños, lo quiero celebrar con vosotros". La primera parte del concierto iba con dedicatoria incorporada: "para nostálgicos" susurró el artista.

Comenzaron a llegar los temas de siempre: "Madrid-Barcelona", "Corazón de mudanza", "con un canto en los dientes" o "Para tocar el cielo". Este último con una intimidad crepuscular, que a más de uno de los presentes le haría recordar cómo sonaba a cuatro manos cuando también se erigía Antonio Vega en el escenario.

"En el medio" fue especialmente vitoreada. Incluso más cuando Tontxu se arrancó un estribillo en vasco. Aquel tema hablaba del conflicto en Euskadi desde una mirada rota por la falta de entendimiento entre hermanos. No había política ni canción protesta en sus voz, sólo dolor y sinceridad.

Un homenaje a su padre

La misma transparencia que cuando homenajeó a su padre con "Buscándote". Ya no se distinguía púlpito de platea. Estaba claro que allí se habían reunido oyentes de alta fidelidad y en consecuencia, condiscípulos de corazón. Regaló un tema inédito, "Todo para los demás" y sentado en el taburete, cantó suave, pausado y melódico.

El silencio y la emoción eran absolutos y sólo a lo lejos se escuchaba algún movimiento en la barra, tal vez algún roce de vasos sobre la encimera o el repiquetear momentáneo de las últimas gotas de un combinado.

A partir del ecuador del recital, Tontxu dio paso con fuerza a su disco más reciente, publicado hace un par de años, En el nombre del padre. De este modo, ya en pie y con gesto de canalla se declaró "libre", a pesar de la "doble moral" y se sacó de la manga una "Habitación 304" entre medias, para divertir con su final sorprendente.

En aquel momento el autor aprovechó para gastar algunas bromas y pedir coros femeninos y masculinos individualmente. El casting fue un éxito, sólo había que escuchar "Treinta y tantos", otro de sus temas insignias.

20 años de fidelidad a su público

Se anunciaba el desenlace, pero estaba obligado a quedarse para cantar los últimos himnos. Si "Amelie" se encontraba entre los presentes o no, nadie lo supo. Pero volvió a cantarle sus encantos y aunque "segundas partes nunca fueron buenas", le quedaba escala para seguir regalando "canciones sin precio" a cada "marinero/a madrileño/a" de la sala.

Debió recordar sus primeros pasos en Madrid, cuando con sólo un instrumento y unas cuantas composiciones comenzaba a darse a conocer y labrarse de tabla en tabla un nombre en la música.

De aquello hace casi veinte años y sin embargo, en todos los encuentros, invita a dar un paseo por la plaza de "Chueca" antes de cerrar el escenario. Qué bien suena lo de siempre y que cada noche, sea única.