Opositar hoy: más esfuerzo, menos oportunidades y peores condiciones laborales
- En 2010 se han convocado 13.000 plazas fijas menos
- Se multiplica el número de candidatos para un mismo puesto
- A los recortes se añade la bajada de sueldo a los funcionarios
Ni el calor ni el frío detiene a los opositores en su carrera por conseguir una plaza fija. Pero algunos cerraron sus libros del susto cuando escucharon a la Vicepresidenta, de la Vega, anunciar la Oferta Pública de Empleo para este año.
13.000 puestos fijos de trabajo menos que en 2009, lo que equivale a que este año las plazas de nuevo ingreso no lleguen a las 2.000.
El exceso de aspirantes a una misma plaza hace que se incremente el grado de dificultad. La competencia entre candidatos provoca un aumento de los años de estudio previstos.
Los recortes no afectan sólo al número de plazas. Aprobada la oposición, tendrán que asumir la bajada generalizada de sueldo a los funcionarios. En definitiva, unas condiciones, tanto de acceso como laborales, peores a las que se enfrentaron sus predecesores.
Un jarro de agua fría para quienes estudian más de 10 horas al día, 6 días a la semana. La reducción de plazas disminuye las posibilidades de acceder al trabajo deseado, pero no las esperanzas de conseguirlo.
Al 100% física y psíquicamente
Amanda comenzó a prepararse para inspector de Hacienda hace un año. Su oposición ha sido una de las más perjudicadas. En 2009 fueron 30 plazas y en el 2010, la mitad. Los futuros inspectores temen que al año que viene se reduzcan todavía más o no se convoquen.
"No está nada fácil. Dicen que el nivel de los exámenes aumentará mucho... El problema ahora es aguantar. Aguantar más años de a los que a lo mejor tenías pensado estudiar. Y es lo que se me hace más duro.", señala la mallorquina.
En la misma situación está Blanca. Estudió en Zaragoza y durante la carrera no pensó en opositar porque quería trabajar en un banco. Pero con la crisis no había trabajo y se lanzó al estudio intensivo de unos 300 temas.
Un duro trabajo que requiere estar al 100% física y psíquicamente y en el que muchas veces se piensa en tirar la toalla. "A veces no me anima a seguir nada. Pero la idea de un trabajo fijo es lo que me hace continuar. Es un reto y lo tienes que conseguir. Sea como sea", afirma la compañera de Amanda.
El sueño de tener un trabajo de por vida
El gran motivo de sentarse tantas horas al día en una silla y memorizar miles y miles de conceptos literalmente es, dicen, tener un trabajo de por vida asegurado.
Cecilia se prepara para ser abogada del Estado. Una oposición que en la mayoría de los casos requiere unos cinco años para estudiar casi 500 temas.
"Te planteas si realmente es esto lo que quieres. Tienes que estar muy segura porque son muchas horas invertidas en el mejor momento de tu vida, tu juventud. Pero una vez que superas esos baches, sigues convencida y tirando para adelante", opina la asturiana.
Estudiar y trabajar es algo impensable para quien hasta salir a dar un paseo es sinónimo de pérdida de tiempo de estudio.
Lo más importante: la estabilidad emocional
Cecilia considera que la estabilidad emocional es lo más importante: "Necesitas que todo lo que te rodee esté en orden. Desde que te enamores hasta que se te muera la mascota te afecta en el estudio, porque tienes que tener una concentración bastante alta".
Además, asegura que son básicos tanto el apoyo de la familia como el económico; sin olvidarse de un entorno adecuado.
Todo el mundo no se puede permitir estudiar años y años sin trabajar y no ganar dinero. Carmina eligió ser registrador de la propiedad y mercantil. Asegura que es imposible sacar una oposición tan dura sin apoyo económico.
El padre de Carmina es registrador y su hermana también oposita para ello. Lo que más le ha influido a esta gallega a la hora de decidir su futuro es poder ver de primera mano en qué consiste la profesión.
"Cuando preparo los temas procuro evitar todo contacto oposición-familia porque me pongo muy nerviosa. Intento que padre y hermana sean sólo eso: padre y hermana", señala la aspirante a registradora.
El heterogéneo mundo opositor
No todo son leyes y cálculos en el empleo público. La variedad de puestos es inmesa.
Angelina es interina en un colegio y lleva cinco años intentando conseguir una plaza fija como maestra. Asegura que el problema de esta clase de oposiciones no es tanto la dificultad como la duración.
"Hay que compaginar trabajo y estudio. El trabajo con niños es apasionante, pero cansado. Si juntamos los nervios de cualquier oposición con el colegio, al final de curso se nota...", añade Angelina.
La madrileña cree que la oposición se ha de vivir como una escuela para la vida. " La disciplina, la conciencia de labrarte un futuro... Es estar constantemente superándose uno a si mismo y resurgir de las cenizas en los momentos en los que has caído... Pero a la larga el esfuerzo merece la pena en la vida de una persona", explica convencida.
Sufrir por partida doble en verano
Un esfuerzo que se incrementa en la época estival. Las altas temperaturas hacen, para quienes las sufren, aún más cuesta arriba el estudio. Opositar en verano en Madrid, aseguran todas, se lleva "muy mal".
"Es horrible, se hace el día interminable. Y pensar, además, que el resto de la gente se puede ir a las piscinas y tú tienes que estar estudiando es horrible", afirma Blanca.
Lo que se recomienda a quienes dedican tanto tiempo a los libros y apuntes es descansar al menos 15 días para desconectar de la rutina, aunque no siempre se logra.
"Voy a llevar el mismo ritmo que aquí pero en la playa. El sacarte de tu ambiente de estudio normal motiva, pero a la vez también distrae. En realidad se estudia peor. Intentas llevar ese ritmo pero yo no lo consigo", admite Carmina.
Una carrera de fondo que tiene como meta el día del examen. Un día en el que, con crisis o sin crisis, suerte, memoria y disciplina competirán por conseguir la ansiada plaza.