Los pinchazos telefónicos ponen contra la pared al jefe de prensa del primer ministro británico
- El 'New York Times' airea nuevas pruebas de que autorizó escuchas ilegales
- Coulson dirigió el rotativo sensacionalista 'News of the World'
- Dimitió tras conocerse que un redactor 'pinchó' el teléfono de los príncipes
En enero de 2006, una ballena quedó atrapada en el río Támesis y los reporteros de los tabloides británicos se lanzaron en su búsqueda para lograr la mejor foto. Entre todos los paparazzis, el que ganó fue uno del Sunday Mirror, que se metió en el agua y captó la instantánea que todos deseaban.
Al volver a la redacción, su compañero del News of the World, el 'tabloide' dominical de cabecera de Rupert Murdoch, recibió el siguiente rapapolvo de su jefe: "Si no vuelves al río y logras una imagen de nosotros salvando a la ballena y haciendo que vuelva al mar no te molestes en volver". A otro le mandó a buscar a la familia de la ballena al Mar del Norte.
Esta historia, que podía evocar los mejores momentos de Primera Plana, de Billy Wilder, quedaría en una mera anécdota en la tenebrosa historia de la prensa amarilla británica si su protagonista no fuese Andy Coulson, director del News of the World entre 2003 y 2007 y actual jefe de prensa del primer ministro británico, David Cameron.
La anécdota aparece nada menos que en la edición dominical del New York Times, y su objetivo no es otro que ejemplificar el estado de presión absoluta al que Coulson sometía a sus periodistas.
Esa presión -que se puede resumir en la farse "consigue la historia, no importa cómo"- hizo que uno de ellos, su corresponsal de Casa Real, protagonizase el peor escándalo periodístico en Reino Unido en los últimos años al demostrarse que pirateó el código PIN de los móviles de los hijos del príncipe de Gales, publicando conversaciones privadas entre ellos que hicieron que acabase con sus huesos en la cárcel.
Nuevos datos contra Coulson
El escándalo es viejo pero un equipo de investigación del New York Times ha averiguado que no era más que la punta del iceberg. Diversos testimonios de ex redactores del News of the World demuestran que el pirateo de los códigos PIN era una práctica habitual en las exclusivas del tabloide, y que decenas de personalidades habrían sido víctimas de este método.
Más aún, aunque Coulson dimitió como director del tabloide tras ser encarcelado su redactor, siempre defendió que nunca tuvo conocimiento de sus prácticas ilegítimas, algo que diversas fuentes citadas por el periódico neoyorquino niegan, hasta el punto de que un ex compañero de Coulson, Sean Hoare, señala que "activamente me animaba a hacerlo".
"He estado docenas si no cientos de veces en reuniones con Andy cuando el tema salió a colación", señala otro ex editor anónimo en condición de anonimato.
El problema es que el caso, que fue estudiado por una comisión de la Cámara de los Comunes, fue cerrado de manera prematura por la Policía Metropolitana de Londres, pese a que había evidencias de que más que un caso aislado se trataba de un escándalo de escuchas a gran escala.
El New York Times sugiere que la policía metropolitana no quería disgustar a News Corporation, el gigante de Rupert Murdoch. Desde esta empresa se denuncia que la investigación del New York Times está guiada por intereses comerciales, ya que el New York Post del magnate australiano es su principal competidor.
Bill Keller, el director del New York Times, ha negado la acusación y ha acusado a Scotland Yard de rechazar las reiteradas peticiones de entrevistas realizadas durante meses por sus periodistas en virtud de la ley británica de libertad de información.
"Después de que se haya publicado nuestra historia, Scotland Yard ha expresado un interés renovado en el caso y nos ha pedido que les facilitemos materiales y anotaciones, algo a los que nos hemos negado", ha detallado Keller.
Cameron evita decir que le cree
Sea como fuere, el caso Coulson se ha convertido en el principal quebradero de cabeza de Downing Street mientras Scotland Yard se plantea reabrir el caso, alegando que no conocía las evidencias que señala el periódico estadounidense.
Por su parte, el director de comunicación de Downing Street se ha mostrado dispuesto a hablar sobre las nuevas pruebas, aunque ha vuelto a negar que los pinchazos telefónicos fuesen un método habitual en News of the World.
El portavoz del primer ministro británico se ha negado este lunes a decir si cree en el testimonio de Coulson, limitándose a decir que Cameron "acepta la posición" de su asesor, evitando decir la palabra "cree".
El tema se ha convertido en la principal arma de la deprimida oposición laborista para fustigar al Gobierno. Un ex ministro laborista, Tom Watson, preguntará a la secretaria de Interior, Theresa May, esta tarde en la Cámara de los Comunes.
Más aún, parlamentarios laboristas pretenden llevar el tema al poderoso comité de privilegios de la cámara, con el objetivo de poner a Coulson en la picota.
Entre los que capitanean la ofensiva se encuentra John Prescott, ex viceprimer ministro británico, que aparece en la extensa lista de personas cuyos mensajes de voz fueron robados que fue hallada en poder de Glenn Mulcaire, el detective privado que junto al periodista del News of the World hizo las escuchas de los príncipes.
Prescott ha pedido a la Policía Metropolitana, en el centro del huracán de la polémica, que le facilite todos los datos que tenga sobre las posibles escuchas a su persona.
"El hecho de que su nombre estuviese en el buzón del detective privado no significa que su telefono fuese pinchado. Creo que no hay pruebas de que eso fuese así", ha acertado a argumentar el portavoz de la policía metropolitana.