El nuevo plan de estímulo de Obama alcanzará los 180.000 millones de dólares
- 100.000 millones de dólares en desgravaciones fiscales por I+D
- Otros 30.000 millones costarán los descuentos de las inversiones hasta 2011
- El plan de infraestructuras se financiará con 50.000 millones
Barack Obama ya ha puesto precio al nuevo paquete de medidas de estímulo con el que pretende revitalizar el débil crecimiento económico de Estados Unidos: 180.000 millones de dólares (más de 140.000 millones de euros).
En medio de una dura campaña electoral -muy centrada en la actuación ante la crisis económica-, el presidente estadounidense va a anunciar en un discurso en Cleveland (Ohio) las líneas generales de su nuevo plan, del que ya anticipó uno de sus pilares: los 50.000 millones de dólares que se destinarán a construir y renovar las infraestructuras del país, una iniciativa con la que busca crear gran cantidad de empleos de forma rápida.
El I+D, desgravable
Otra de las iniciativas que perfilará en su intervención de Cleveland será la de extender y convertir en permanentes las desgravaciones fiscales que pueden aplicarse las empresas por sus inversiones en investigación y desarrollo (I+D). Esta medida costará a las arcas públicas estadounidenses 100.000 millones de dólares en los próximos 10 años, según los cálculos adelantados por la Casa Blanca.
Parte de ese coste fiscal se compensará con la eliminación de las rebajas de impuestos que ahora benefician a las grandes fortunas -el 2% de la población de EE.UU., según la Administración demócrata. Creadas en la etapa de George Bush, esas ventajas fiscales y su decisión de suprimirlas han sido elegidas por Obama como bandera de las diferencias de su gobierno con los Republicanos.
Los restantes 30.000 millones del plan de estímulo se gastarán al permitir que las compañías descuenten el valor total de las nuevas inversiones de capital que realicen hasta finales de 2011.
Durante 2008 y 2009, las empresas han disfrutado de beneficios en ese mismo capítulo, aunque sólo se permitía descontar la mitad de lo invertido.
Esta medida supondrá un recorte en los ingresos fiscales de 200.000 millones de dólares en los próximos dos años. Pero, según prevé la Casa Blanca, todo -salvo esos 30.000 millones- se recuperará en el futuro, cuando la buena marcha de las empresas permita aumentar la recaudación.
Estrategia electoral
Todas estas iniciativas deben ser aprobadas por el Congreso. Al contrario que con las infraestructuras, Obama espera contar con el apoyo de la oposición para prolongar las desgravaciones por I+D y permitir los descuentos fiscales por inversiones, ya que este tipo de medidas han contado, históricamente, con el beneplácito de empresarios y Republicanos.
Pero la actual campaña electoral puede trastocar los planes presidenciales de aprobar ambas iniciativas antes de los comicios legislativos de noviembre, ya que la tentación de paralizar la acción de gobierno de Obama puede primar sobre la tradicional ideología republicana. Una actitud que, a su vez -y según los estrategas de la Casa Blanca-, también podría utilizar Obama para poner en evidencia la política de bloqueo de la oposición.