El ejército de EE.UU. en Afganistán, de nuevo en el punto de mira por un escándalo de asesinatos
- Hasta doce soldados estarían implicados en el caso
- Algunos de ellos habrían coleccionado partes mutiladas a cadáveres
Si el mes pasado ya se puso, de nuevo, en entredicho el papel del ejército de EEUU tras las filtraciones de Wikileaks, ahora el escándalo vuelve a estar a la orden del día. En este caso, la armada estadounidense se enfrenta a un nuevo escándalo que implica a doce de sus soldados desplegados en Afganistán, algunos de los cuales están acusados de asesinar a civiles afganos y otros de guardarse partes mutiladas de cadáveres.
A la luz de los nuevos documentos divulgados en las últimas horas por el propio Ejército, el portavoz del Pentágono, Geoff Morrell, ha calificado este jueves las acusaciones de "muy graves", aunque ha destacado que todavía "no están probadas".
Podrían ser condenados a pena de muerte
Los cargos presentados contra los soldados revelan una supuesta trama de conspiración y detalles espeluznantes. El portavoz ha asegurado que si las acusaciones son verdaderas, se trata de una "anomalía en términos de la conducta de nuestras fuerzas armadas en el mundo".
"No creo que esas acusaciones aquí contra unos pocos individuos sean representativas del comportamiento o las actitudes de la institución en conjunto", ha manifestado Morrell.
A pesar de ello, reconoce que el caso "no ayuda a la imagen de nuestras tropas en el mundo" y, sea cual sea lo finalmente demostrado sobre el caso, "el daño está hecho".
El caso salió a la luz en mayo sin una explicación de las circunstancias de las muertes de tres civiles afganos entre 2009 y 2010 en la provincia de Kandahar, al sur de Afganistán, una de las más conflictivas del país y bastión tradicional de los talibanes.
A principios de junio, cinco de los soldados acusados ya fueron arrestados y se presentaron cargos contra otros siete en agosto. Sin embargo, hasta ahora todavía no se había dado cuenta de los hechos de una manera tan detallada.
Según la nueva información divulgada, que diversos medios de comunicación estadounidenses han colgado este jueves en sus páginas web, el sargento Calvin Gibbs es el militar de más alta graduación acusado de "asesinato premeditado" a tres civiles afganos, cargos que también pesan sobre el soldado especialista, Jeremy N. Morlock.
Los otros militares acusados de matar a civiles son Michael S. Wagnon II, Adam C. Winfield y Andrew H. Holmes, a quienes se imputa el cargo de "asesinato premeditado", que en la legislación norteamericana puede ser castigado con la pena de muerte.
Estos cinco militares, junto con otros siete, todos adscritos a la Quinta Brigada de la Segunda División de Infantería, se enfrentan a cargos por 76 delitos, que incluyen conspiración, falso testimonio, asalto o consumo de drogas ilegales, entre otros.
Nuevo golpe para el ejército
Al parecer, seis de los soldados se guardaron partes del cuerpo de cadáveres como un diente, un cráneo o huesos de dedos y piernas.
Además, varios de ellos también tomaron fotografías de los muertos y uno de ellos, identificado como Corey Moore, acuchilló a un cadáver, según ha informado la cadena CNN.
Los asesinatos se cometieron supuestamente contra civiles de manera aleatoria y en diferentes ocasiones, en una especie de ataques sin objetivo militar con granadas y rifles.
Además, ocho de los acusados supuestamente golpearon y amenazaron a un soldado que intentaba informar sobre la mala conducta del grupo implicado en estos asaltos.
Los observadores destacan que el caso ha vuelto a poner en entredicho al Ejército de EEUU en la difícil guerra que libra en Afganistán y han recordado los episodios sucedidos a comienzos de 2004 en la prisión iraquí de Abu Ghraib, donde varios miembros del personal militar norteamericano a cargo de ese centro cometieron torturas y abusos a los prisioneros.
El jefe de las tropas estadounidenses en Afganistán, el general David Petraeus, ha asegurado que la misión en ese país sólo puede terminar con éxito si EEUU se gana a los afganos en el terreno para así poder luchar con eficacia contra los talibanes.
Sin embargo, las repetidas muertes de civiles en Afganistán han debilitado la imagen del Ejército de EEUU y por consiguiente esa estrategia de acercamiento a los locales.
Los soldados acusados se enfrentan en los próximos meses a audiencias antes del juicio que se esperan a finales de este año en la base militar Lewis-McChord, en el estado de Washington, según los medios locales.
Por el momento, tanto la acusación como la defensa tienen que presentar sus argumentaciones a un representante responsable de decidir si envía los casos a una corte marcial.