Cuba prescindirá de 500.000 funcionarios en unos meses, el mayor recorte en 50 años
- Difunden el plan de Raúl Castro, que evocó eliminar hasta un millón de puestos
- Para afrontar la crisis, el régimen quiere multiplicar las pequeñas empresas
El rumor que hace unos días saltaba a las calles es ya una realidad confirmada por el gobierno: en los próximos meses se procederá a la "reducción de más de 500.000 trabajadores en el sector estatal y paralelamente su incremento en el sector no estatal",
Así se ha anunciado la iniciativa, a través de un documento que ha transmitido el sindicato único, la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), que ha avalado la medida porque le toca "mantener el control sistemático de la marcha de este proceso".
La aplicación de la medida, el próximo año
En el texto se detalla que el proceso se realizará durante el año próximo, aunque más adelante recuerda que el calendario para su ejecución será "hasta el primer trimestre de 2011".
Según la agencia EFE, en algunos organismos los cuadros del Partido Comunista de Cuba ya han sido aleccionados para que expliquen a los trabajadores la inminente medida, mientras que otras fuentes aseguran que hay empresas donde ya se ha ordenado a los trabajadores que elaboren "listas" de personas más o menos necesarias.
“Las cuentas del Estado ya no dan más de sí y es muy duro para cualquier gobierno, pero ya no queda más remedio“
El economista Juan Triana, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana, ha reconocido durante una entrevista a la agencia EFE que la medida de prescindir de medio millón de empleados es difícil en un país donde la fuerza laboral es de 3 millones, pero ha recordado que ya hay medio millón de trabajadores en el sector privado.
"Las cuentas del Estado ya no dan más de sí y es muy duro para cualquier gobierno, pero ya no queda más remedio", ha asegurado Triana, quien también ha añadido que la absorción de esos desempleados deberá pasar por "pequeñas empresas, cooperativas o trabajo familiar, pues no creo que Cuba pueda inventar nada nuevo".
El comunicado de la CTC no garantiza una nueva función a los desempleados, pero sí sugiere un "horizonte de opciones con nuevas formas de relación laboral no estatal (como) el arrendamiento, el usufructo, las cooperativas y el trabajo por cuenta propia hacia donde se moverán cientos de miles de trabajadores en los próximos años".
Etapa de cambios para salir adelante
En Cuba existen cientos de actividades y de negocios que escapan al control estatal, ya sea en transporte, suministros alimentarios o técnicos, turismo y casi cualquier servicio, como puede comprobar cualquier visitante que es "invitado" en plena calle a adquirir lo que necesite "por la izquierda", cubanismo para significar lo ilegal o encubierto.
Pero si todas esas actividades no se han legalizado es por la multitud de trabas burocráticas que lastran la iniciativa privada, como recuerda el economista disidente Óscar Espinosa Chepe, para quien todo pasa por desarrollar un modelo impositivo más eficaz.
Paradójicamente, el discurso de Espinosa Chepe y de otros economistas desafectos al régimen se parece cada vez más al del propio gobierno: el comunicado de la CTC reconoce que hay "cambios que resulta necesario e impostergable introducir en la economía y la sociedad para transformar y hacer más eficiente el actual proceso productivo y laboral".
Ha sido el presidente Raúl Castro quien con más énfasis ha insistido en la necesidad de introducir cambios y de aligerar las abultadas plantillas estatales, cuyos sobrantes llegó a cifrar en más de un millón de personas.
El presidente, en un discurso del pasado 1 de agosto, quiso sin embargo tranquilizar a la sociedad: "Nadie quedará abandonado a su suerte" porque "el Estado Socialista brindará el apoyo necesario para una vida digna".
La pasada semana, Fidel Castro sorprendía al mundo al declarar a una revista estadounidense que "el modelo cubano ya no funciona ni para nosotros", y aunque dos días después explicó que se refería al sistema capitalista, muchos en La Habana creen, como el propio entrevistador aclaró, que no existía la posibilidad de que se diera una tergiversación.