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Pinchos morunos y bocatas de calamares, armas electorales en la guerra entre 'Trini' y Tomás

  • La caseta del PSOE en las fiestas de Móstoles, ejemplo de la guerra en el PSM
  • Hay dos barras socialistas y cada una apoya a un candidato
  • Los precios del 'territorio Gómez' son más populares que los de la ministra
  • Estos días la caseta parece más la sede de un partido que un bar

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Entre los carteles anunciando los precios de la comida y la bebida, destacan los carteles electorales.
Entre los carteles anunciando los precios de la comida y la bebida, destacan los carteles electorales.

Elegir entre los pinchos morunos de Trinidad Jiménez o los bocatas de Tomás Gómez. Ese es el gran dilema al que tienen que enfrentarse aquellos que quieran tomarse algo en la caseta del PSOE en las fiestas patronales de Móstoles (Madrid), que se celebran hasta este miércoles.

La lucha interna que disputan la ministra de Sanidad y el secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM) para hacerse con la candidatura a la presidencia de la Comunidad de Madrid ha adquirido su máxima expresión en esta localidad del sur madrileño, y no por la polémica surgida en torno al derecho de sus militantes a votar en las primarias.

La caseta de los socialistas está dividida entre Tomás Gómez y Trinidad Jiménez. No es una forma de hablar, no, está literalmente dividida.

Dos barras de bar, dos candidatos

A un lado, una barra adornada con carteles de Trinidad Jiménez. Al otro, otra barra con idéntica parafernalia política pero a favor de Tomás Gómez. La primera la gestionan las Juventudes Socialistas de Móstoles, la segunda lo que queda de la Agrupación Socialista de Móstoles, disuelta hace tres años.

De esta forma, los militantes y simpatizantes del PSOE han convocado así sus propias primarias ya que todo el que sienta a tomar una caña se ve obligado a elegir, o está con Trini o está con Tomás. Hay que posicionarse y tomar partido.

Algunos se posicionan en la barra sin darse cuenta del territorio en el que están. Esto le pasó este lunes a Mercedes, que decidió tomarse unos pinchos con una amiga en la caseta de su partido.

¿Sabe que está en territorio de Tomás Gómez?, pregunta RTVE.es. "¡¿Yooooo, qué dices?! Pues si lo llego a saber me siento en el otro lado porque yo soy de Trini", contesta, espontánea, esta mostoleña que deja muy claro que apuesta por la ministra.

Los pinchos de 'Trini' son más caros

Los que gestionan las casetas no convencen a los visitantes con grandes propuestas políticas. Los de Jiménez apuestan por el pincho moruno. "Es lo que más vendemos", comenta una camarera. Mientras que los defensores de Gómez tiran más de bocadillos.

Los precios de la caseta pro Trini son menos populares. Aquí los bocatas cuestan 4 euros, frente a los 3 euros por los que se compran en la del líder de los socialistas madrileños. Una ración de bravas: 5 euros en la primera y 4 en la segunda.

"Claro, es que la ministra es de las altas esferas y nosotros somos más de la calle", dice Felipe, un militante socialista, desde la zona de Tomás Gómez.

Precisamente ese es uno de los argumentos que utiliza el aspirante para defender su candidatura. Se presenta como el candidato de las bases, de la calle y de la gente frente a la que considera la candidatura oficial de Ferraz.

Caseta convertida en sede electoral

Este lunes, a las 20 de la tarde, la barra de Gómez parecía más la sede de un partido que un bar. La portavoz socialista en el Ayuntamiento de Móstoles, Paz Martín, partidaria de Gómez, echaba el resto. Sentada con un grupo de militantes y entre caña y caña, les convencía de porqué Gómez es el mejor, en su opinión, para liderar el proyecto socialista en Madrid.

"Cualquier sitio es bueno para hacer campaña y qué mejor lugar que las fiestas para convencer a los militantes indecisos", ha asegurado Martín a RTVE.es.

El pique está servido con sus compañeros de las Juventudes Socialistas, que también se afanan en vender cada noche a su candidata. Aunque ellos esperan a que acaben los conciertos para llenar la caseta.

"A partir de la medianoche se llena, aunque muchos no vienen a hacer campaña por nadie, vienen a beber", dejan claro varios camareros, que no muestran preferencias por ninguno de los dos. 

A pocos metros miran de reojo y encantados con el espectáculo ofrecido los simpatizantes y militantes del PP, desde su propia caseta. "Ellos mismos se hacen daño, no tenemos que hacer nada", dice una joven, mientras se toma un refresco.