El Papa afronta en Reino Unido un viaje hostil
- La visita de Benedicto XVI se enfrenta a multitud de críticas internas
- Destacan su coste y el escándalo de los abusos de sacerdotes
- Se reunirá en Escocia con la Reina y dará un discurso en Westminster
- Es la segunda visita papal tras la ruptura con Roma de la Iglesia británica
El Papa sabe, porque lo sabe y porque lo ha comprobado, que no es fácil viajar como máximo representante de la Iglesia Católica con el escándalo de los abusos sexuales -y su encubrimiento- vinculado a su iglesia.
Menos fácil aún, en una sociedad donde la historia ha sido una de separación y confrontación con la Iglesia de Roma y el presente es mayoritariamente uno de desapego, en general, a lo religioso, y de crítica, en particular, al Vaticano, que se ve ajeno a los cambios de la sociedad en las cuestiones que afectan a las mujeres, el sexo y la familia.
Es la primera visita de Estado de un Papa al Reino Unido. La única visita papal anterior, la de Juan Pablo II en 1982, fue sólo de carácter pastoral. En el caso de Benedicto XVI viene invitado por el gobierno y la Reina y recibirá todos los honores de un Jefe de Estado. Su calendario incluye actos civiles además de los religiosos.
Líder religioso y mandatario aliado
Conscientes de las dificultades, de la polémica y la apatía que suscita esta visita tanto el Vaticano, como la Iglesia Católica en la Gran Bretaña, como el gobierno británico están haciendo grandes esfuerzos para organizar y justificar esta visita.
El gobierno defiende la parte civil, de Estado, de la visita porque la Iglesia Católica es la principal agencia de cooperación internacional y por lo tanto, y a pesar de las discrepancias en algunos principios, el principal aliado del Reino Unido en ese terreno.
La Iglesia Católica también es un aliado en la lucha contra el cambio climático y, en casa, uno de los principales proveedores de educación, tanto pública como privada.
Programa de actos
El programa de la visita está lleno de encuentros simbólicos destinados a subrayar la historia cristiana común por encima de las diferencias de estos últimos quinientos años, desde que Enrique VIII rompió con Roma y se erigió en el jefe de la Iglesia en Inglaterra.
El jueves el Papa será recibido por la Reina en el castillo de Holyrood, residencia de la soberana en Edimburgo (Escocia). Será el encuentro entre dos jefes de Estado y de Iglesia. Por la tarde el Papa oficiará una misa en un parque de Glasgow.
El viernes será un día mucho más cargado de simbolismo, en Londres. Se verá con el Arzobispo de Canterbury, máxima autoridad religiosa de la Iglesia Anglicana. Hablará en Westminster Hall, el lugar donde Tomás Moro fue condenado a muerte por seguir fiel a Roma en lugar de a Enrique VIII.
En su discurso se espera que critique el laicismo que impera en la sociedad británica y reivindique el papel de la religión. Al acto asistirán casi 2.00 invitados, entre ellos los ex primeros ministros Thatcher, Major, Brown y Blair, que se convirtió al catolicismo cuando dejó el cargo).
Luego el Papa y el Arzobispo de Canterbury rezarán en la Abadía de Westminster ante la tumba del rey-santo, Eduardo el Confesor, un rey del siglo XI, cuando Inglaterra no se había separado de Roma.
El sábado Benedicto XVI se entrevistará con los principales representantes políticos, con el primer ministro David Cameron, con el viceprimer ministro, Nick Clegg (agnóstico, pero casado con una española católica) y con la portavoz de la oposición, Harriet Harman, quien este año, cuando era ministra, aprobó una ley que prohíbe a las agencias de adopción discriminar a las parejas homosexuales, lo que ha llevado al cierre de las agencias católicas.
Por la tarde habrá una vigilia en Hyde Park previa a la ceremonia de beatificación del Cardenal Newman al día siguiente en Birmingham.
El Cardenal Newman es una figuras intelectuales más destacadas del siglo XIX, teólogo y escritor, y el converso británico más célebre, con permiso de Tony Blair. Será la primera beatificación de un inglés desde la Reforma.
El coste
Calculan que esta visita costará unos 22 millones de libras. La parte religiosa, unos 10 millones, correrá a cargo de la Iglesia Católica, el resto, unos 12 millones, del erario público.
Y es uno de los aspectos más polémicos de la visita, el que en época de crisis el contribuyente tenga que pagar los gastos de la visita del líder de una religión seguida por un 10% de la población.
El gobierno lo defiende por las razones antes mencionadas y porque es un coste muy inferior al de, por ejemplo, un día de cumbre del G20.