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México celebra su Bicentenario entre fuertes medidas de seguridad y un tiroteo con sicarios

  • El Ejército ha matado a 19 sicarios cerca de Monterrey
  • Todo el país estaba en máxima alerta ante el riesgo de atentados
  • Ocho personas han sido detenidas en Cancún y Ciudad de México

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México celebra el bicentenario de su independencia en estado de máxima alerta por temor a nuevos atentados del narcotráfico

Un tiroteo entre militares y delincuentes en el norteño Estado de Nuevo León (fronterizo con EE.UU.) ha concluido con 19 sicarios muertos anoche, mientras todo México celebraba el Bicencentario de su Independencia en estado de máxima alerta ante posibles atentados del narcotráfico.

El suceso tuvo lugar sobre las tres de la tarde del miércoles (22:00 hora peninsular española) en la carretera entre los municipios de General Treviño y Cerralvo -a unos 100 kilómetros al este de la capital Monterrey- cuando los soldados se toparon con un convoy de varias camionetas, en el que viajaban hombres armados.

A los sicarios les decomisaron alrededor de doce camionetas y armamento de grueso calibre, entre las que sobresale un fusil Barret calibre .50 -capaz de perforar gruesos blindajes y con un alcance de kilómetros- así como granadas de fragmentación y para lanzagranadas.

Según la Procuraduría de Justicia estatal, tras el tiroteo -sucedido en los límites con el vecino y violento Estado de Tamaulipas- se reforzaron las medidas de seguridad en Monterrey, tercera metrópoli del país, y sumida en las celebraciones del Bicentenario.

Ante la posibilidad de ataques por parte del crimen organizado, tres helicópteros y efectivos de los cuerpos de seguridad vigilan la urbe, donde en los últimos meses se han registrado más de 500 muertos, gran parte de ellos atribuidos a la pugna entre cárteles del narcotráfico.

Seis detenidos en Cancún por planear un atentado

Al menos ocho personas armadas fueron detenidas en el país por la presunción de que podían cometer un atentado durante los festejos. Seis de ellas fueron capturadas con armas de grueso calibre y granadas en la turística Cancún, en el Caribe mexicano, y se sospecha que pudieran buscar un ataque contra la alcaldía y la cárcel local.

Los otros dos detenidos fueron detectados entre la multitud de Ciudad de México, portando doce cartuchos de escopeta y un paquete de clavos, que se presume pudieran haber articulado en forma de bomba casera de metralla.

En algunos puntos del país con especial actividad de los cárteles del narcotráfico -sobre todo los estados fronterizos del norte- se han suspendido las celebraciones por la Independencia, o éstas se han visto adelantadas o limitadas.

No ha ocurrido así en la capital de México que ha sido sido blindada con 40.000 policías para que los ciudadanos han podido disfrutar de majestuosos fuegos artificiales, un coloso de Rodas al estilo mexicano y un ejército de bailarines aéreos. Exactamente a las 11 de la noche, el presidente Felipe Calderón salió al balcón del capitalino Palacio Nacional con la bandera tricolor en sus manos y lanzó vivas a los Héroes de la Independencia, ante un abarrotado Zócalo (la mayor plaza del país).

Decenas de miles de personas seguían allí la llamada ceremonia del Grito de Dolores, mientras centenares de miles congregados en el Paseo de la Reforma contemplaban el ritual por pantallas gigantes, todos con el orgullo de ser mexicano brincando en cada célula.

Previo al Grito -réplica del que el cura Miguel Hidalgo, padre de la Patria, diera en el pueblo de Dolores en 1810 para llamar a las armas-, un coloso de 20 metros de altura y ocho toneladas fue izado en mitad del Zócalo.

La efigie, a semejanza de un insurgente con una espada rota en la mano, quiso simbolizar la titánica reconstrucción de un país tras la batalla.

La seguridad y la pobreza marcan los festejos

Posteriormente, decenas de bailarines suspendidos del cielo parecían danzar sobre la nada, deslizándose por una fina y casi invisible red, formando el nombre de México con sus cuerpos. Uno de ellos fue impulsado por un poderoso chorro de aire desde el suelo a las alturas.

Acto seguido, comenzó a llover fuego sobre el Palacio Nacional en un concierto de llamas, previo a la aparición del Presidente. Calderón salió, tocó la campana y ejecutó los tres "¡Viva México!" habituales, este año más especiales que nunca antes.

Los fuegos artificiales de la noche, extendidos al dorado monumento del Ángel, corrieron a cargo de los responsables de los de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y Sidney 2000, acabada la ceremonia.

La jornada vivió por la tarde -la lluvia apenas se paseó- un desfile con motivos históricos -incluida la serpiente emplumada Quetzalcoatl de los mitos prehispánicos- y con los rasgos que identifican a México, como el mariachi.

La carestía de los festejos y su idoneidad, en medio de una fuerte crisis de seguridad y con millones de familias atenazadas por la pobreza durante décadas, han marcado en los últimos meses un arduo debate en todo el país.