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Objetivo 3: Promover la igualdad de género

  • La cultura y factores sociales, los grandes impedimentos
  • Además, la pobreza impide que reciban la adecuada educación

Ver también: Ver también: Especial Objetivos del Milenio

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Este objetivo se plantea una meta: eliminar las desigualdades entre los sexos en la enseñanza y la equidad en el ámbito laboral.

Dentro de este objetivo hay que destacar que, aunque las regiones en vía de desarrollo, en su conjunto, están acercándose a la paridad de géneros en cuanto a matriculación estudiantil, para muchas adolescentes hacer realidad el derecho a la educación aún es una meta difícil de alcanzar.

Meta: Igualdad en la educación

En el año 2008,  había 96 niñas por cada 100 niños matriculados en la escuela primaria. En secundaria, 95 niñas por cada 100 niños. Estos datos supusieron un avance respecto al año 1999, cuando la proporción era de 91:100 y 88:100 respectivamente.

Sin embargo, y a pesar de que hay que destacar que se trata de un palpable progreso, la paridad en estos ámbitos de la enseñanza, debería haberse alcanzado en el año 2005 y es algo que aún está muy lejos del alcance de muchas regiones en vía de desarrollo. Los mayores desafíos se encuentran en Oceanía, África subshariana y Asia Occidental.

La pobreza vuelve a ser un factor determinante, especialmente entre las niñas de mayor edad. Las que tienen edad de asistir al colegio y que pertenecen al 60% de los hogares más pobres, tienen una probabilidad tres veces mayor de no completar el ciclo escolar que las que pretenecen a hogares más prósperos. En secundaria, la tasa de niñas que abandonan sus estudios es casi del doble frente a las de mayores capacidades económicas.

A esto hay que añadirle que, además, en áreas rurales se enfrentan a dificultades adicionales a la hora de acceder a la educación.

Todo ello se ve más tarde reflejado en mercados como el laboral dentro del que, en todas las regiones en vías de desarrollo, salvo en los países de la CEI, hay más hombres que mujeres en empleos remunerados.

Meta: Lograr la misma remuneración laboral

El sector agrícola ha sido en el que, tradicionalmente, más opciones han tenido las mujeres epro ahora, globalmente, la proprción de mujeres en empleos ubicados más allá de ese sector, ha seguido aumentando lentamente, alcanzando el 41% en 2008. Pero este porcentaje disminuye hasta el 20% en el sur de Asia, el norte de África o en Asia occidental.

Además, hay que tener en cuenta que, aunque las mujeres vayan logrando ser una gran parte de la fuerza laboral renumerada, no significa que cuenten con trabajos seguros y decentes.

De hecho, la crisis generó elevadas tasas de paro que terminó suponiendo que se recurriera a las mujeres a la hora de ofrecer las formas de empleo más vulnerables. Esto se da especialmente en regiones en las que las oportunidades de empleo remunerado para las mujeres son menores, como en Asia occidental y África septentrional.

Además, la crisis ha generado que se incrementen los llamados "empleos informales" en los que predominan la falta de prestaciones y seguridad laboral. En algunos países en vía de desarrollo, más del 80% de los trabajadores tiene trabajos informales y en la mayoría de esos países existe una inmensa cantidad de mujeres que los ocupa.

Meta: Acceso a los puestos más elevados

Por otro lado, aún queda mucho camino por recorrer porque aunque hayan aumentado los sectores de empleo a los que las mujeres han tenido acceso, es cierto que en general no ocupan los puestos de mayor nivel. Éstos siguen siendo de los hombres. En todo el mundo, sólo uno de cada cuatro oficiales sénior o gerentes son mujeres.

En todas las regiones, las mujeres son minoría entre los trabajadores de alto nivel, habiendo obtenido el 30% o más de tales posiciones en sólo tres de cada diez regiones.

Un ejemplo de ello es el poder político. Es un campo al que están accediendo lentamente gracias, por lo general, a cuotas y otras medidas especiales. En enero de 2010 había 35 mujeres presidiendo 269 cámaras parlamentarias frente a las 24 que lo hacían en 1995.

África subsahariana registró grandes avances tras las elecciones parlamentarias del 2009 en las que el 29% de los puestos fueron ganados por mujeres. En Sudáfrica las mujeres ganaron el 44% y lograron un tercer puesto en el ranking mundial después de Ruanda y Suecia.

Pero en el extremo opuesto todavía 58 países tienen el 10% de cargos parlamentarios ocupados por mujeres y en nueve cámaras no hay ninguna mujer.

Las claves pasan entonces, para acabar con esta situación y lograr más resultados, por renovar los sistemas electorales y cuotas, convebios electorales sensibles al género, candidatas bien preparadas y financiadas y voluntad política en los niveles más elevados.

Todo ello para que se logre disminuir la cifra que indica que, hay cuatro hombres por cada mujer en cargos importantes.