Objetivo 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
- La deforestación y la pérdida de biodiversidad son los grandes retos
- Permitir el acceso al agua potable, en lo que más se ha avanzado
Ver también: Especial Objetivos del Milenio
El séptimo objetivo se divide en cuatro metas. Por un lado, incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales e invertir la pérdida de recursos del medio ambiente. La segunda persigue reducir la pérdida de biodiversidad, alcanzando, para el año 2010, una reducción significativa de la tasa de pérdida.
Por último, en tercer y cuarto lugar persigue reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento y haber mejorado considerablemente, para el año 2020, la vida de por lo menos 100 millones de habitantes de casas en malas condiciones.
Meta 1: Incorporar los principios del desarrollo sostenible
Dentro de esta meta, la deforestación es la principal preocupación. A nivel global, está ralentizándose pero aún sigue a un ritmo muy alto en muchos países. De hecho, durante la pasada década se eliminaron aproximadamente 13 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo.
Cabe destacar que los ambiciosos programas de forestación puestos en marcha en varios países, combinados con la expansión natural de los bosques, han agregado anualmente más de 7 millones de hectáreas de nuevos bosques. Gracias a ello se ha reducido, entre el 2000 y el 2010, la pérdida neta de bosques a 5,2 millones de hectáreas frente a las 8,3 millones que se perdieron entre 1990 y 2000.
De estas pérdidas, las mayores se han producido en Sudamérica y Asia así como en Australia, donde la intensa sequía y los incendios han colaborado a que la périda sea aún mayor.
La conclusión es que se necesita urgentemente dar una respuesta decisiva al problema del cambio climático ya que, si se pierden árboles, además, la contaminación se incrementa. Y más si tenemos en cuenta que en el año 2007 las emisiones globales de CO2 volvieron a aumentar llegando hasta los 30 mil millones de toneladas métricas.
Una buena ayuda son medidas del estilo del Protocolo de Montreal, ratificado por 196 países. Gracias a él, todos los gobiernos del mundo están legalmente obligados a dejar de usar sustancias que destruyen la capa de ozono (los ODS), según el cronograma establecido.
Meta 2: Reducir la pérdida de la biodiversidad
A pesar de todos los intentos, la pérdida de biodiversidad sigue implacable. Existen 17.000 especies de plantas y animales en peligro de extinción y esto tiene una importancia vital ya que sostienen una amplia gama de ecosistemas de los cuales depende la vida.
Es más, la irreparabe pérdida de biodiversidad también obstaculizará los esfuerzos para satisfacer otros objetivos, especialmente los que se relacionan con la pobreza, el hambre y la salud, ya que aumentará la vulnerabilidad de quienes tienen menos recursos y reducirá sus opciones de desarrollo.
Además, aún queda mucho trabajo por hacer ya que, aunque casi el 12% de las tierras del planeta y casi el 1% de los océanos estén protegidos, otras aéras cruzales todavía no están adecuadamente protegidas. De hecho, la cantidad de especies en peligro de extinción sigue creciendo a diario, especialmente en países en vía de desarrollo.
Meta 3: Reducir a la mitad las personas sin acceso al agua potable
Dentro de esta tercera meta existe bastante esperanza ya que el mundo está camino de cumplir su compromiso con el agua potable, aunque es cierto que en algunas regiones queda mucho por hacer.
Aún así, si continuara la tendencia actual, se podría satisfacer, e incluso superar la meta de este objetivo para el año 2015. Para entonces se calcula que el 86% de la población de las regiones en vías de desarrollo tendrá acceso a mejores fuentes de agua potable.
Cuatro regiones, África septentrional, América Latina y el Caribe, Asia Oriental y el sudeste asiático, ya han alcanzado la meta. Por ello, ahora, los esfuerzos deben centrarse en llevar el agua potable a zonas complicadas como los hogares rurales.
Pero para ello será necesario encontrar formas rápidas, confiables y económicas, medir la calidad del agua localmente e informar de los resultados a nivel mundial para superar las actuales limitaciones.
Meta 4: Mejorar las condiciones de vida
En los últimos 10 años, el porcentaje de población urbana que vive en barrios marginales en los países en vías de desarrollo ha disminuido de forma significativa: del 39% que registró en el 2000, ha pasado a un 33% en el 2010.
Pero, a escala mundial, esto debe generar optimismo ya que supone que los gobiernos nacionales y municipales han tomado importantes medidas que han permitido esta mejora.
Aún así, en términos absolutos, la cantidad de habitantes de barrios marginales de países en vías de desarrollo está aumentando y seguirá aumentando por lo que debrán redoblarse los esfuerzos para mejorar la calidad de vida de los pobladores urbanos pobres en ciudades y metrópolis de los países en vías de desarrollo.