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Netanyahu busca soluciones intermedias ante el fin de la moratoria sobre los asentamientos

  • Este domingo concluye el plazo acordado de 10 meses
  • El fin de la moratoria hace peligrar las negociaciones entre israelíes y palestinos
  • Obama ha pedido ante Naciones Unidas que Israel prolongue la moratoria

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LA MORATORIA SOBRE ASENTAMIENTOS JUDÍOS EN CISJORDANIA EXPIRA EL 26 DE SEPTIEMBRE
Una familia judía ultraortodoxa pasa junto a una construcción clausurada temporalmente en el asentamiento judío de Modiin Illit, en Cisjordania.

Todas las opciones están abiertas ante el final de la moratoria para la construcción de nuevas casas para colonos en Cisjordania y Jerusalén Este prevista para este domingo día 26 de septiembre.

Mientras los llamamientos internacionales resuenan en el panorama diplomático para que no se cierren las conversaciones de paz, todo indica que el primer Ministro, Benjamín Netanyahu, busca una opción intermedia que le permita continuar negociando con los palestinos, que su gobierno no se rompa y que al amigo americano vea que su intención es buena y siga apoyando su cruzada antinuclear contra Irán.

Este pasado 2 de septiembre, y después de 20 meses sin dirigirse la palabrase retomaron unas negociaciones entre palestinos e israelíes bajo auspicio estadounidense que buscan en un año la creación de un estado palestino.

Incluso el presidente americano, Barak Obama, mostraba este jueves en su discurso ante la asamblea general de Naciones Unidas, su esperanza de que en 2011 el estado palestino este representado en ese organismo.

Petición de Obama

Obama fue más allá y, como ha fiado su prestigio internacional a un acuerdo de paz en Oriente Medio,   pidió a Israel que prolongue la moratoria.

Obama pide en la ONU a Israel que no descongele los asentamientos

Sea como fuere, los palestinos consideran que 500.000 israelíes viviendo en más de 120 colonias en Cisjordania y Jerusalén Este constituyen una grave amenaza para la creación de ese Estado cuyas fronteras serían las anteriores   a la Guerra de los Seis días de 1967.

Medio millón de israelíes viven en más de 120 colonias en Cisjordania y Jerusalén Este

Así las cosas, Mahmud Abbas, el líder de la Autoridad Nacional Palestina, no se ha cansado de advertir que abandonarán las negociaciones si se reanudan unos trabajos de construcción que jamás se han detenido en los asentamientos considerados ilegales por Israel.

De hecho el Ejército y la policía ha destruido en los últimos meses muchas estructuras que los colonos han venido levantando haciendo oídos sordos a las prohibiciones del ejecutivo de coalición de Netanyahu.

Continúen o no las negociaciones de paz la ampliación de los asentamientos continuará, digan lo que digan las partes y reclame Obama lo que reclame.

Los judíos no quieren ceder ni un palmo de la 'Tierra Prometida' y los palestinos no están dispuestos a un estado dividido en dos.

La punta del iceberg

Aunque judíos y palestinos hablan con la boca pequeña de avances, los asentamientos son la punta del iceberg de unas negociaciones que tienen muchos aspectos explosivos.

Los ejemplos más claros son el retorno de los refugiados, Israel se niega a la vuelta de estos y la capitalidad de Jerusalén. Los judíos, especialmente los religiosos y ultranacionalistas, con gran peso político en el actual gobierno, no permitirán que Jerusalén sea dividida.

En cualquier caso la colonización no parece que tenga visos de detenerse porque en sí es un gran negocio.

Israel concede a los colonos un 22% más de ayudas que el resto de ciudadanos con problemas económicos siendo como son algo menos del 7% de la población.

Según un informe de la periodista Carmen Rengel en el electrónico periodismohumano "mientras los ayuntamientos reciben el 34% de sus ingresos del Estado, las colonias llegan al 57%.   Lo mismo sucede a las empresas, a las que el Ejecutivo da cada año 180 millones de euros en ayudas para su instalación y mantenimiento, garantizando a los colonos un empleo, sobre todo en aceiteras, canteras, conservas e invernaderos. Hay tanto trabajo que los empresarios se ven obligados a emplear a sus vecinos palestinos, de los que cerca de 1.500 reciben un salario de origen colono".