'Titeuf', un niño con cabeza de huevo y una visión hilarante del mundo de los adultos
- Titeuf (del francés petit oeuf, huevo pequeño, en referencia a su cabeza)
- Es un personaje creado, en 1992, por el dibujante Philippe Chappuis (Zep)
Philippe Chappuis (Zep)
Un artista suizo que inició la publicación de Titeuf en 1992, dentro de las páginas de un fanzine. Fue Glénat la editorial que descubrió este personaje y animó a Zep para que se editaran profesionalmente, siendo un éxito inmediato. En 2004, el Festival de Angouleme, el más importante de nuestro continente, otorgó a Zep y su Titeuf el Gran Premio por tan exitosa carrera.
Desde el considerado primer cómic de la historia, The Yellow Kid (1896), los niños han protagonizado algunos de los mejores tebeos del 9º arte, como The Katzenjammer Kids (1897), Little Nemo in Slumberland (1905), Zipi y Zape (1947), Carlitos y Snoopy (1950), Mafalda (1964), Calvin y Hobbes (1985) o El pequeño Spirou (1987), por citar a algunos de los más conocidos.
Y a ellos hay que sumar a Titeuf (del francés petit oeuf, huevo pequeño, en referencia a su cabeza), creado por Philippe Chappuis (Zep), en 1992 en un fanzine.
Algunos meses después se publicó el primer álbum, con una tirada de 8.000 ejemplares y el éxito fue inmediato; de hecho, de su última aventura se han lanzado casi 2 millones de ejemplares, sólo en Francia.
Traducido a 25 idiomas y con unas ventas que superan los 20 millones de ejemplares, la popularidad de Titeuf lo convierten en un personaje a la altura de otros míticos iconos del cómic francobelga como Astérix o Tintín. E incluso tiene su propia serie de dibujos animados.
Actualmente Glénat tiene los derechos del personaje y acaba de lanzar el primer tomo de sus aventuras, Dios el sexo y los tirantes, en el que el reencuentro con su primo le trae su primer contacto con la adolescencia, conoce la depresión que a veces sufren los adultos, y se enfrenta al matón de la escuela con todo su ingenio por arma.
Imposible resistir la sonrisa
Las aventuras de Titeuf tienen el encanto de la sencillez. Los niños se comportan como niños y tienen las mismas ocurrencias que teníamos cualquiera de nosotros cuando éramos pequeños, pero el ingenio de Zep a la hora de abordar temas como el sexo, el racismo o el maltrato infantil es insuperable, porque consigue introducir esos temas delicados y hacernos reflexionar mientras nos arranca una sonrisa.
Gran parte de las discusiones entre los pequeños son sobre los misterios de las niñas, del sexo, de la seducción, y de Nadia, la niña de la cual Titeuf está enamorado secretamente.
Por eso no faltan páginas en las que los pequeños se enfrentan a problemas de adultos con el ingenio de la inocencia.
Y el diseño de los personajes es impresionante, cada uno tiene unas características definidas que nos permiten reconocerlos en cualquier momento o perspectiva y una forma de comportarse coherente y perfectamente delimitada.
Y todo dentro de un paisaje en el que nada es aleatorio, los coches, los edificios, los cubos de basura, todo tiene un propósito en las estupendas páginas dibujadas por Zep.
Si Carlitos, Mafalda o El pequeño Spirou marcaron a varias generaciones, ahora es el turno de Titeuf... y ¡Cuidado!, porque su ingenio no se detiene ante nada.