La Tate explora el mito de Gauguin en la mayor retrospectiva sobre su obra en medio siglo
- "Gaugin: Forjador del Mito", estará abierta del 30 de septiembre al 16 de enero
- Reúne más de 150 obras entre pinturas, esculturas, cerámicas y objetos personales
Los grandes museos europeos no han podido resistir la tentación de rendirse este otoño ante los artistas claves de la segunda mitad del siglo XIX, conscientes, además, de su gran tirón entre el público más amplio, desde los eruditos al simple aficionado. Si el Grand Palais de París se vuelca de lleno con el padre del Impresionismo, Claude Monet, y el Museo del Prado ante otro de sus más célebres integrantes, Pierre Auguste-Renoir, Londres no ha querido desmarcarse y ofrecerá la mayor retrospectiva dedicada al postimpresionista Paul Gauguin (1848-1903) en el último medio siglo en tierras británicas.
Con adjetivos grandilocuentes como "la primera gran exposición en más de medio siglo" o una muestra que "trazará un enfoque único de la narrativa del artista", la Tate Modern de Londres describe la exposición "Gaugin: Forjador del Mito", que del 30 de septiembre al 16 de enero de 2011 promete batir récords de asistencia con más de 150 de obras del artista francés llegadas de todo el mundo, de colecciones públicas y privadas, entre ellas las más significativas conservadas en el Museo d'Orsay de París.
La Tate disecciona en esta muestra la trayectoria del que fuera uno de los maestros más importantes del siglo XIX, precursor del fauvismo y de los Nabis con sus experimentos sobre el color y su primitivismo, que explotaría al máximo en sus archiconocidas obras de mujeres tahitianas -muchas de ellas sus amantes- que dio a luz en su estancia en la Polinesia, los Mares del Sur a los que escapó huyendo de la civilización europea y en busca de un paraíso exótico.
La exposición, organizada junto a la National Gallery of Art de Washington, donde podrá verse del 21 de febrero al 30 de mayo, reúne no sólo óleos, acuarelas y grabados de toda su carrera artística, sino también cerámicas, esculturas y objetos decorativos. Para ayudar a componer la personalidad del pintor parisino se podrán ver otros artículos más personales rara vez exhibidos, como sus cartas ilustradas, cuadernos de apuntes, memorias y artículos periodísticos que revelan sus procesos de trabajo y pensamiento.
La construcción del mito
La Tate Modern se propone ofrecer una "mirada fresca y convincente" sobre un artista que huyo de las convicciones, tanto en su vida artística como en la personal. Aunque nacido en París, pasó parte de su infancia en Perú y a los 17 se enroló en la marina mercante y luego en la Armada viajó durante seis años por Sudamérica y Escandinanvia. En la década de 1870, Gauguin se amoldaría a una vida más corriente y se convirtió en agente de la Bolsa de París y se casó con una danesa y es a partir de 1875 cuando empieza a aficionarse por la pintura gracias a Camille Pisarro.
Pese a tener cinco hijos que mantener, Gauguin decide en 1883 dejar su trabajo en la Bolsa y dedicarse de lleno a la pintura, hasta el punto de abandonar a su familia al no poder garantizar su subsistencia. Se trasladó a Normandía y, al poco, retomaría su vida errante y recalaría con sus pinceles en Panamá y luego en Martinica, donde despertó su interés por el primitivismo. A finales de la década volvería a Europa, mal conviviría dos meses en Arlés con Vicent Van Gohg -hay algunas hipótesis que culpan al francés de la pérdida de la oreja de Van Gohg-, y en 1891 se embarcó hacia la Polinesia, donde, salvo un periodo en Francia, acabaría sus días víctima de la sífilis.
Con esta biografía, Gauguin encarna para generaciones la idea de artista romántico y bohemio y, según la Tate, la exposición pondrá a prueba las suposiciones comunes respecto al artista y su práctica y pretende descubrir al público la complejidad y riqueza de de sus estrategias narrativas y explorará los mitos y las fábulas fundamentales para su creatividad.
Autorretratos frente a la Iglesia
La exposición está dividida por temáticas y se abre con varios autorretratos, entre ellos el titulado Autorretrato como Cristo en el Jardín de los Olivos (1889), de el Norton Museum of Art de Florida, en el que se representa como mártir y pecador y revela su posición respecto a la religión, uno de sus grandes temas junto a la fábula. También en este apartado está su Autorretrato con Manau tu Papau (1893), procedente del Museo de Orsay.
De hecho, según la comisaria de la muestra, Belinda Johnson, Gauguin era un hombre muy consciente de la imagen de "salvaje" y de mártir que quería proyectar hacia el mundo, y que le granjeó una gran enemistad con la Iglesia, hasta el punto de que el obispo de Atuona, en las islas Marquesas, dijo que la muerte del pintor fue "el único suceso digno de notar de un despreciable individuo llamado Gauguin, reputado artista pero enemigo de Dios y de todo lo que es decente".
"Gauguin: Forjador del Mito" también tiene espacios dedicados a bodegones, paisajes y temas bíblicos, donde se podrán ver obras icónicas como los famosos La visión después del sermón (Lucha de Jacob contra el Ángel) (1888) y El Cristo Amarillo (1889), dos de los máximos exponentes de su uso arbitrario del color que tanto aportó a la historia del arte moderno, Teha'amana tiene muchos padres (1893), del Instituto de Arte de Chicago, pintada en Tahití.
Para el director de la Tate, Nicholas Serota, es "el momento adecuado" para presentar una exposición de tal envergadura sobre Gauguin, no sólo por su enorme influencia en los pintores que le sucedieron, como Picasso, Braque y Matisse, sino por su concepto de "artista que creó su propio mito" y su propia identidad, lo que cree que es extrapolable a artistas actuales como Damien Hirst o Gilbert y George.
Hasta enero próximo, la exhibición de la Tate Modern pretende arrojar luz sobre "un personaje mucho más interesante y complicado de lo que la mayoría de nosotros pensamos", como dice la comisaria Johnson.