Muere el actor Tony Curtis a los 85 años
- Curtis participó en películas como Con faldas y a lo loco y Espartaco
- Actuó en más de cien películas y logró una nominación al Oscar
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La leyenda de Hollywood Tony Curtis ha muerto a la edad de 85 años, según ha confirmado su hija, la también actriz Jamie Lee Curtis, a la revista Entertainment Tonight, que ha adelantado la noticia.
Curtis, cuyo nombre original era Bernard Schwartz, nació el 3 de junio de 1925 y participó en más de 140 películas, mezclando humor, drama y acción, aunque por la que será siempre recordado es su interpretación en el clásico Con faldas y a lo loco (Some like it hot, 1959), de Billy Wilder, con Marilyn Monroe y Jack Lemmon.
El actor, que ha fallecido en su casa en Nevada, fue una de las estrellas más taquilleras de los 50 y uno de los playboys más activos de la época. Curtis estuvo casado en cinco ocasiones.
Su primera mujer fue la famosa actriz Janet Leigh, con la que realizó numerosos filmes y con la que tuvo dos hijas, las también actrices Jamie Lee y Kelly Curtis. Jill Vandenberg Curtis era su esposa actual, con la que se casó en 1998.
El actor de origen húngaro recibió una nominación al Oscar en 1959 por la película Fugitivos (The Defiant Ones), en la que aparecía con Sidney Poitier, y participó en Espartaco, aunque nunca logró un premio de la Academia.
El actor ha muerto en la noche del miércoles 29 de septiembre en su cama, según ha anunciado su mánager y portavoz de la familia, Preston Ahearn.
El niño bonito de la Universal
"Pensé en mí un poquito como Grace Kelly y otro poquito como mi madre", aseguró Curtis en una ocasión a Los Angeles Times sobre su papel de travestido en Con faldas y a lo loco.
Su madre era una checoslovaca que sufría esquizofrénica casada con un actor húngaro emigrado a Nueva York que trabajaba como sastre. Allí nació Bernard y de ellos heredó esa extraña belleza de toques eslavos y la inclinación por ser intérprete.
Curtis estudió interpretación en la Academia de Arte Dramático de su ciudad natal, en 1945 fue descubierto por una agencia de cazatalentos que le hizo sus maletas a Hollywood y con 23 años ya tenía un contrato con Universal Pictures.
En 1949 debutó en Hollywood en El abrazo de la muerte (Criss Cross), con un mínimo papel en el que bailaba junto a la estrella femenina, Yvonne de Carlo, sin aparecer siquiera en los créditos.
Cuando Universal quiso lanzar su carrera montó una campaña promocional asegurando que habían llegado un abundante número de cartas de admiradoras, pidiendo fotos del "chico bonito" que bailaba con la actriz.
Su popularidad en el cine comenzó dos años más tarde con Su alteza, el ladrón, y protagonizó después títulos como Atraco sin huellas, Trapecio y Espartaco.
Sus mayores éxitos fueron, sin embargo, El dulce sabor del éxito (1957), Fugitivos (1958, nominado al Oscar) y Con faldas y a lo loco (1959).
Sus ojos azul verdoso y el tupé negro que él puso de moda y hasta Elvis Presley copió, enamoraron al público estadounidense.
Icono del Hollywood dorado
El actor estadounidense visitó España hace ahora diez años para recibir el premio honorífico "La General" por su carrera cinematográfica en el Festival Internacional de Sitges.
Tony Curtis representó como pocos la imagen del Hollywood dorado, el de la posguerra. Mujeriego ("no me veo muriendo con una mujer lo suficientemente vieja para ser mi esposa", llegó a decir), triunfador en la pantalla, carismático, prolífico, un fracaso como padre, capaz de hacer comedias o drama persiguiendo un Oscar que se le escapó...
Cuando abandonó el sueño de la estatuilla dorada, se entregó a su verdadera pasión, la pintura, y a apoyar a su última esposa, Jill, 46 años menor que él, en un proyecto para rescatar a caballos de los mataderos y los maltratos.
En sus últimas entrevistas, expresaba la distancia con el mundo del cine que él conoció: "Ahora están todos muertos. Cary, Jack Lemmon, Sinatra, todos mis amigos de Hollywood. A veces, me siento muy solo".