Aplazado el juicio contra el hombre clave del gobierno holandés, acusado de incitar al odio racial
- Su abogado ha pedido la sustitución de los magistrados del caso
- Se enfrenta a un año de cárcel y una multa de 7.600 euros
El juicio contra el diputado holandés de ultraderecha Geert Wilders, acusado de incitar al odio racial y a la discriminación contra los musulmanes, ha sido aplazado hasta mañana tras haber comenzado este lunes en Amsterdam en medio de fuertes medidas de seguridad.
El abogado de Wilders ha recusado a los magistrados y ha pedido su sustición ya que les acusa de presunta parcialidad. No será hasta el próximo martes cuando que se conocerá si el juzgado acepta o no el recurso. En el caso de que la acepte, el juicio deberá ser aplazado de nuevo y será bastante complicado que se reanude con rapidez.
Un juicio complicado
La recusación de los magistrados solicitada por el abogado Bram Moszkowicz se ha basado en un comentario del presidente del tribunal, Jan Moors, quien en referencia a la postura que Wilders ha elegido para el transcurso del juicio, la de guardar silencio, ha declardo: "al parecer usted escapa de nuevo al debate".
Los jueces encargados de dirimir esta cuestión han anunciado este lunes, tras la celebración de una corta vista en la que escucharon a las partes, que hasta mañana a las 14.00 horas (12.00 horas GMT) no emitirán su fallo.
Según Moszkowicz, el comentario del presidente del tribunal "deja entrever" su parcialidad en el caso, el cual no debe transformarse en un proceso político, según el letrado.
Para el Ministerio Fiscal, las palabras del juez Moors no tenían otro objetivo más que "intentar que Wilders haga declaraciones" en el juicio.
Por su parte, el político xenófobo ha calificado de "escandalosos" los comentarios del juez.
"Estoy aquí como sospechoso en contra de mi voluntad y lo menos que espero es un proceso justo", han sido las palabras del político ante los magistrados que deben decidir sobre la solicitud de recusación. Por ello, ha añadido que "si no se concede esta petición, éste no será solamente un proceso político, sino también injusto".
Si se acepta la solicitud, el juicio podría sufrir un retraso difícil de determinar, ya que habría que nombrar otra terna de jueces que tendrían que estudiar el dossier del caso.
Al inicio de su juicio Wilders había asegurado que "no retira" ninguna de sus palabras porque son "la verdad". De este modo, ha empleado los dos minutos que había pedido para él su abogado, Bram Moszkowicz, para decir unas palabras, que serán las únicas que pronuncie en todo el juicio.
Afirmaciones que pueden costarle un año de cárcel
Es más, el líder de ultraderecha ha asegurado ante los jueces que su proceso trata de "la libertad de expresión", un derecho por el que afirma que lucha desde su condición de parlamentario.
"Estoy aquí como sospechoso, como una persona que ha sido elegida por el pueblo, porque he expresado mi opinión y en lo que he dicho he usado mi libertad de expresión, pero no retiro nada de lo que he dicho o se me ha atribuido", ha declarado el político.
Wilders, en el que se han apoyado los democristianos (CDA) y liberales (VVD) para formar Gobierno en Holanda, se sienta ante el juez por calificar al Islam de "régimen totalitario" y comparar el Corán con el libro "Mein Kampf" de Adolf Hitler.
El líder del Partido para la Libertad (PVV), que quedó tercero en las elecciones legislativas anticipadas del pasado 9 de junio, considera que el juicio es un proceso político.
"El Islam es un régimen totalitario y una amenaza para la sociedad holandesa", llegó a decir en declaraciones a los medios holandeses Wilders, quien asegura que se trata de "una religión que intenta eliminar a otros" y que "no existe un Islam moderado".
Estas afirmaciones, sus comentarios en foros de internet y su película de 17 minutos "Fitna" que fue difundida a través de internet en 2008, le han supuesto la apertura de un proceso penal en su contra que podría costarle un año de cárcel y una multa de hasta 7.600 euros.
El abogado de Wilders, sostiene que es innegable que el Islam es "una ideología peligrosa" y defiende que su cliente se ha limitado a decir la verdad y que "no se puede condenar a una persona por decir la verdad", según unas declaraciones de las que se hace eco la prensa holandesa.