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Ballena muerta, banquete de tiburones

  • Los escualos aprovecharon una carcasa de ballena para comer durante días
  • Como había tanta comida no tuvieron que competir por el alimento
  • Se establecieron turnos para comer, de los más grandes a los más pequeños

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Un gran tiburón blanco dándole una dentellada a la ballena muerta
Un gran tiburón blanco dándole una dentellada a la ballena muerta

Del cerdo, hasta los andares. Y de una ballena, hasta la cola.  Eso debieron pensar un grupo de 30 tiburones que pasaban por la costa de False Bay, en Sudáfrica.

La carcasa de una ballena muerta flotaba en medio del mar, y los escualos aprovecharon la ocasión para degustar la comida. ¿Carroñeros u oportunistas?

"Me inclino más por la segunda opción, sobre todo si son tiburones blancos", explica a RTVE.es José Tena, vicedecano de la facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica de Valencia.

"A los tiburones blancos les cuesta mucho cazar, o sea que si encuentra una carcasa de gran tamaño, y sin descomponer demasiado, se lo comen. Es un comportamiento datado en más de una ocasión", añade el vicedecano.

Compartían la comida

Los tiburones estuvieron nueve días comiéndose a la ballena, según relata Allison Cock, de la asociación Salvemos a los tiburones del mar (Save Our Seas Shark). Incluso los tiburones blancos, uno de los más agresivos, compartían 'amablemente' la comida.

Había tanta comida que no tenían que competir unos contra otros

"Era algo extraordinario", señala Cock, "tantos tiburones juntos, sin violencia, porque había tanta comida que no tenían que competir unos contra otros", añade la conservacionista, según recoge National Geographic.

Además, los escualos no se conformaban con cualquier pedazo. "Si mordían algo que no les gustaba lo escupían y pegaban otra dentellada", explica Cock.

Lista de espera

El comportamiento entre tiburones fue amable en todo momento, pero cada uno sabía perfectamente quien podía comer primero. Lo hacían en turnos.

En primer lugar lo hicieron los más grandes, los blancos -que pueden llegar a medir entre 4 y 7 metros-. Después los más pequeños, aunque "algunos tuvieron que esperar varios días pero había comida para todos", concluye Cock.