Día de transición en Sitges
- Cristian Molina ha presentado su película I want to be a soldier
Ninguna película puede superar la salida de los mineros que algunos estamos siguiendo en paralelo al Festival, bueno, quizás si, la que dicen que van a hacer sobre ellos. La actualidad ha descargado esta alegría en un día un poco aquí de transición.
Pero siguen pasando cosas en Sitges. Como un pulpo en un garaje hemos visto a la pobre Valeria Marini. Había que verla, rodeada de chupas de cuero, deportivas y camisetas y ella, que viaja con asistentes y en avión privado, enjoyadísima, como si fuera al Liceo, que tampoco ya, o fuera a pasar por la alfombra roja de Cannes.
Seguro que nadie le dijo que aquí todo es mucho más discreto. Ya de buena mañana, la que fuera la Bámbola de Bigas Luna, coproductora de Yo quiero ser soldado y con un pequeño papel en el film de Cristian Molina, exigía unas medias negras de rejilla importándole un bledo que fuera día festivo y a los de la tele los mareó con sus exigencias de la luz.
El que nos dejó alucinados es el niño de la película, Fergus Riordan, qué portento! Blackberry en mano, el muchacho nos comentaba que el martes viaja a Transilvania para rodar con Nicolas Cage la segunda parte de El motorista fantasma. Su madre, supersimpática, me explicaba el montaje familiar que han tenido que hacer para acompañarle, al final irá la abuela. Llegará lejos, yo ya me he aprendido el nombre.
Esta tarde se ha presentado La posesión de Emma Evans y su productora, Sandra Fernández, nos contaba con brillo en los ojos que ha conseguido cerrar estreno en Estados Unidos donde el terror español es el último grito.
Hemos visto también Twelve, lo nuevo de Joel Schumacher, una de drogas y niños ricos. Es verdad que un paseo por Nueva York siempre se agradece pero yo he salido con ganas de volver a ver Grease que me divertía más que todas estas sandeces de juventud descontrolada.
Mientras, seguimos viendo películas de concurso, algunas vienen de Cannes como My Joy,otras de Venecia como La doble hora un thriller con más giros que una peonza, por el que Ksenia Rappoport se llevó, creo que injustamente, la Copa Volpi.
Me ha encantado saludar a Pedro Olea. Lo han vuelto a pescar para presentar mañana El bosque del lobo, en copia mejorada. Me decía el hombre cortesmente que la estrenó cuando yo no había nacido,por algo estamos hablando de uno de los directores más simpáticos que conozco y conozco a unos cuantos. Como buen cinéfilo, Olea ya había sacado entradas para varios pases pero creo que también se dará un paseo por la Blanca Subur. El temporal ha pasado de largo. Chuz Gutierrez lo filmaba, entusiasmada, con su cámara de bolsillo. Hay gustos para todo, hasta para el tiempo revuelto.