El oso Knut, acorralado por tres hembras
- Desde que fue trasladado a la jaula de los adultos, es acosado
- Las tres hembras mayores le rugen y muerden
- Pasa gran parte del tiempo escondido y temblando
El oso polar Knut, la joven estrella del parque zoológico de Berlín, padece el acoso de las tres hembras con las que comparte espacio. Así lo han denunciado hoy martes sus cuidadores, que estudian buscarle un nuevo emplazamiento.
Desde su traslado a la jaula de los adultos, el osezno de cuatro años con más seguidores del zoo berlinés ha sufrido de manera constante los mordiscos y rugidos amenazadores de las adultas Nancy (21 años), Katjuscha (24) y Tosca (24), su propia madre.
“Pasa la mayor parte del tiempo acorralado en un rincón, temblando“
La dirección del centro explicó que Knut pasa la mayor parte del tiempo acorralado en un rincón, que sufre temblores, tiende a esconderse y se alimenta de los restos que abandonan los demás osos de su espacio.
"Para ganarse el respecto (de las osas), tiene que ganar peso y músculo", aseguró su cuidador, Heiner Klös, que destacó que Knut tan sólo pesa 270 kilos.
Buscan una compañera de juegos
Además, se está estudiando la posibilidad de buscarle una compañera más joven con la que pueda jugar.
"Estamos buscando intensamente en toda Europa una compañera de juegos más jóvenes. Si lo encontramos, estaremos en el buen camino", afirmó Klös.
El cuidador restó importancia a quienes han criticado que se le esté dando un tratamiento especial a Knut y recordó que es práctica habitual del zoo separar a los animales que se pelean más de lo normal.
Un símbolo del zoo alemán
La dirección del zoo sigue intentando que Knut se convierta, a largo plazo, en el semental", como señaló recientemente.
Knut se ha convertido en todo un símbolo de la capital alemana y en la estrella rutilante del zoo berlinés después de que, al poco de nacer, en diciembre de 2006, fuera rechazado por su madre y criado durante meses con biberón por su cuidador.
El fervor despertado por la historia del osezno "huérfano" disparó el número de visitas al zoo berlinés y convirtió a Knut no sólo en símbolo de la ciudad sino en un icono de la lucha contra el cambio climático, dado que el calentamiento global está acabando con el hielo del Ártico, hábitat natural de esa especie.