Karachi se sume en su peor ola de violencia étnica del año, con 72 muertos en una semana
- En la ciudad del sur de Pakistán viven más de 18 millones de personas
- Ha registrado los índices más altos de criminalidad de todo el país
La principal metrópoli de Pakistán, la ciudad portuaria de Karachi (sur), se encuentra paralizada por la peor ola de violencia étnica y política de este año, que en una semana se ha cobrado al menos 72 muertos y un centenar de heridos.
Tras la jornada negra del martes, con 30 víctimas mortales en diversos disturbios y ataques, otras tres personas fueron tiroteadas este miércoles durante el día por hombres armados no identificados, según han informado fuentes policiales.
En medio de la tensión, algunas voces instaron al Ejército a intervenir en la capital financiera de Pakistán, donde la seguridad se ha deteriorado notablemente este año, pero el primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, descartó esta opción y pidió unidad política para hacer frente a la situación.
"Deberíamos sentarnos todos juntos para preparar una estrategia conjunta y derrotar a los elementos insurgentes", ha subrayado Guilani, según un comunicado, tras haber telefoneado a su titular de Interior, Rehman Malik, y a las autoridades de la provincia de Sindh, cuya capital es Karachi.
Muertos de diversas etnias
Los sucesos violentos, que comenzaron el pasado jueves, son una suma de ataques registrados en una decena de barrios distintos -a menudo entrada la noche- contra activistas políticos, empresarios, comerciantes o restauradores.
El asalto más sangriento tuvo lugar el martes en un mercado de chatarra en el área de Shershah, donde doce trabajadores fallecieron tiroteados por una decena de agresores que llegaron en motocicletas y abrieron fuego con rifles automáticos.
Muchas personas bajaron las persianas de sus tiendas y echaron el candado para intentar refugiarse, pero eso no evitó que los atacantes irrumpiesen en ellas.
Según fuentes policiales, entre los fallecidos esta semana hay gente de origen étnico baluchi (suroeste), punyabí (este), pastún (noroeste), sindhi -comunidad autóctona- y "mohayirs", como se conoce a los hablantes de urdu que emigraron de la India tras la creación de Pakistán, en 1947.
Las mismas fuentes han precisado que varias de las víctimas mortales eran simpatizantes o militantes del gobernante Partido Popular de Pakistán (PPP), el Muttahida Quami Movement (MQM) -principal fuerza de Karachi- y el minoritario Partido Nacionalista Awami (ANP).
Una ciudad de más de 18 millones de habitantes
Esta última ola de violencia ha coincidido con la celebración el domingo de unos comicios parciales a un escaño de la Asamblea de Sindh que había quedado vacío tras el asesinato en agosto del diputado Razá Haider, del MQM, fuerza que finalmente ha revalidado su asiento.
Las elecciones fueron boicoteadas por el ANP, aunque analistas consultados por la agencia Efe observaron que esta formación carecía de apoyo popular suficiente en la circunscripción electoral en cuestión.
La anterior ola de violencia de mayor envergadura -con unos 60 muertos- tuvo lugar cuando este diputado Razá fue asesinado.
Estos sucesos, de carácter étnico-político y auspiciados por bandas mafiosas, son habituales en Karachi, una metrópoli habitada por más de 18 millones de personas de todas las etnias de Pakistán.
En Karachi se registran los más altos índices de criminalidad del país, a veces ligada al tráfico de drogas o la propiedad de tierras.
Según datos de la Policía recogidos en la última edición de la revista mensual paquistaní Herald, en 2010 (hasta octubre) han tenido lugar en Karachi 693 secuestros, 668 asesinatos y 673 disturbios o peleas, unas cifras que superan ya con creces las marcas del año anterior.