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La banca española necesita más de 35.000 millones para cumplir las nuevas normas internacionales

  • Se asegura en un informe sobre los efectos de Basilea III presentado por Luis de Guindos
  • Bancos y cajas venderán participaciones en empresas para cumplir con la futura normativa 
  • Los préstamos se encarecerán, lo que repercutirá en las pymes y la economía nacional

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La banca española necesita entre 35.000 y 40.000 millones de euros  para afrontar las mayores exigencias de capital derivadas de la nueva  regulación financiera internacional, según el director del Centro del  Sector Financiero de PricewaterhouseCoopers e IE Business School, Luis de Guindos.

En la presentación de un informe sobre Basilea III y los retos de  la banca, De Guindos ha pronosticado que para captar estos recursos las  entidades financieras venderán participaciones  industriales, sobre todo cajas de ahorros y bancos de tamaño  mediano.

La banca se desprenderá de participaciones  empresariales e inmuebles

La incertidumbre y la volatilidad de los mercados no estimulan el  crecimiento de las emisiones de acciones y otros activos computables  como capital, por lo que, para cumplir con los recursos propios, las  entidades pueden verse obligadas a vender participaciones en  empresas, inmuebles, o bonos, ha indicado De Guindos.

La nueva regulación internacional bancaria -cuya entrada en vigor está prevista para 2019, aunque podría adelantarse- penaliza el modelo de entidad financiera como  accionista de referencia de empresas, sobre todo, cuando se trata de  no cotizadas, lo que apunta directamente a la desinversión en  participaciones industriales por parte de cajas de ahorros, según De  Guindos.

A su parecer, los mayores requisitos de capital impuestos por Basilea III "no  tendrán un gran impacto" en los dos mayores bancos españoles,  Santander y BBVA, cuyos ratios de capital de máxima calidad (Tier 1)  ya se inscriben en los objetivos marcados, mientras que la banca  mediana y las cajas de ahorros sufrirán un impacto "bastante más  significativo".

Además, la nueva regulación -a su juicio- impulsará la  consolidación del sector financiero, debido a que sus exigencias  mermarán la rentabilidad de las entidades, que buscarán vías de  crecimiento no orgánico.

Menos créditos y más caros

Las mayores exigencias de capital (encaminadas a aumentar la  capacidad de las entidades para asumir pérdidas) incrementarán el  coste de los préstamos que se hacen las entidades entre sí en el  mercado interbancario, lo que repercutirá en los créditos que conceda  la banca a la clientela, que serán más caros y restrictivos

El efecto de esa restricción del crédito será negativo para el  crecimiento económico y, especialmente, para las pequeñas y medianas  empresas (pymes), ya que no podrán compensar sus necesidades de  crédito con emisiones en los mercados de capitales.

El ex secretario de Estado de Economía con el PP ha indicado que Basilea III busca una banca más solvente y  líquida y, en definitiva, más pequeña, a falta de que se concreten  las medidas para evitar que los eventuales problemas de entidades de  gran influencia sobre el sistema -conocidas como de riesgo  sistémico- puedan perjudicar al conjunto de la banca.

Las líneas básicas de la reforma de Basilea -ya aprobadas y que se  verán en la próxima cumbre del G-20- favorecen la estabilidad macro,  con menos crecimiento del crédito durante los auges, pero con menor  recesión durante las fases descendentes del ciclo, ha enfatizado el economista.

"Lo que es bueno para el hígado puede ser malo para el riñón",  ha comparado el ex secretario de Estado de Economía y ex presidente de  Lehman Brothers España.

Aunque los efectos del menor crédito sobre el PIB no sean  relevantes en los próximos dos años, porque tanto empresas como  particulares están reduciendo su endeudamiento, a más largo plazo  puede acabar por "aplanar" el ciclo económico, ha advertido Luis De Guindos.