El Museo Frick expone por primera vez el retrato de Felipe IV, de Velázquez
- El cuadro fue adquirido en 1911 por el mecenas Henry Clay Frick
- Se puede ver en Nueva York hasta el 23 de enero de 2011
Un retrato del rey Felipe IV de España realizado por el maestro Diego de Velázquez se muestra este miércoles por primera vez en una exposición de la Colección Frick de Nueva York, como parte de un ciclo dedicado al arte español del Siglo de Oro.
El Rey de la Guerra: El retrato de Felipe IV por Velázquez, que se puede ver hasta el 23 de enero de 2011, es un óleo pintado por el maestro español en la cumbre de su carrera, que pertenece a los fondos de la Frick, y que es considerado como uno de los mejores logros del pintor sevillano.
Crónicas de la época y documentos en archivos españoles indican que el cuadro se pintó en un estudio improvisado a tan solo unos pocos kilómetros del frente de guerra en Cataluña en la primavera de 1644, y que el rey posó para Velázquez en tres sesiones.
Velázquez (1599-1660) retrató en esta ocasión a Felipe IV de Habsburgo, ya en la decadencia de su imperio, vestido de traje militar, "una elección atípica", indicó el museo.
Cataluña rompe con España
"Se pintó en un momento político muy interesante, cuando la provincia de Cataluña se había rebelado contra Felipe IV, y el rey decidió mandar la corte de Madrid al frente, en la frontera entre Cataluña y Aragón", ha explicado el experto Pablo Pérez D'Ors, vinculado a la organización de esta muestra.
Ha agregado que "lo interesante de este retrato es que se utilizó como si fuera un sustituto del rey, en una época en que la monarquía se articulaba en torno a sus apariciones".
En 1640 Cataluña rompió con la Corona española y se alió con Francia, tres años después Felipe IV desplegó su ejército en la frontera entre esa región y la aragonesa y en 1644 se sumó a sus tropas y se desplazó hasta ese frente de guerra.
Terminado el óleo, éste se mandó a Madrid, donde se usó para celebrar la victoria en la guerra, y el 10 de agosto de 1644 fue exhibido en la iglesia madrileña de San Martín, bajo un rico dosel bordado en oro, en un escenario similar que hoy se ha recreado en Nueva York.
“La obra fue limpiada en 2009, tras 60 años sin hacerlo, por expertos del Met“
Esta espectacular obra fue limpiada en 2009 por primera vez en más de 60 años por los expertos del museo Metropolitan de Nueva York, que sacaron a la luz la superficie original del cuadro, cubierta por un barniz amarillento.
Un Velázquez pillado por sorpresa
El juego de la luz sobre los bordados de hilo de plata, que cubren la llamativa casaca carmesí del rey, "resulta chocante debido al modo tan libre y espontáneo en que Velázquez lo capta, que podría decirse único en la obra del artista y que ahora puede apreciarse mejor", ha indicado el museo.
Pérez D'Ors ha explicado que aunque los trazos de la pintura de Velázquez parecen rápidos y espontáneos "en realidad se sabe que pintaba muy despacio, que meditaba mucho las decisiones y que este cuadro tuvo que hacerlo con mucha prisa. Es como un Velázquez al que han cogido desprevenido, mucho más suelto y más fresco".
La obra fue adquirida por el millonario industrial y mecenas estadounidense Henry Clay Frick (1849-1919) en 1911 y se mandó a limpiar y restaurar hace más de 60 años, aunque en 1947 y 1970 se le aplicaron varias capas de cera y barniz que se habían decolarado y que fueron retiradas en 2009.
Los exámenes con microscopio y rayos X permitieron a los expertos ver que Velázquez introdujo varios cambios a la pintura mientras la realizaba, y así cambió hacia la izquierda el sombrero del monarca, le dio más volumen a la casaca, bajó la espada y afinó el fajín.
Para los expertos, el pintor buscó el impacto que la obra tendría sobre quien la observase.
El rey, que había sido retratado en numerosas ocasiones y casi siempre ataviado de negro, eligió para este retrato un elegante atuendo militar rojo, con delicados brocados en plata y con un muy visible collar del Toisón de Oro, símbolo de la monarquía española.