Gustavo Ron, el Cesc Fábregas del cine español
- El director estrena una cinta de factura británica y producción española
- Formado en Inglaterra, ha dirigido ya a Fernán Gómez o Ben Chaplin
Ha dicho...
"Me encantaría trabajar con Luis Tosar, que mejora todo lo que hace, o con Bárbara Goenaga"
"Soy un gran bebedor de cerveza, me encanta la cerveza"
"Me siento muy cómodo con los actores, no me tiembla el pulso, me siento como un entrenador en un vestuario"
"El actor español es más de instinto que el inglés"
"En Mia Sarah tuve que hacer respetar mis ideas, en Inglaterra tuve que crear equipo"
Un pequeño despacho de producción. La típica llamada de teléfono que no va contigo. El típico jefe que pregunta si alguien sabe alemán, para trabajar en la producción de un documental sobre los Sanfermines. El típico joven veinteañero que sueña con ser director de cine. "Yo", levanta la mano. La típica mentira piadosa que puede cambiar una trayectoria.
Gustavo Ron no sabía el idioma de Goethe, pero sí un perfecto inglés, por lo que cuando se puso en contacto con los alemanes éstos no pusieron ninguna objeción a trabajar con él.
Después de dos años de carrera en Pamplona, su amplia red de amistades facilitó el éxito de su labor. Aquello significó el inicio de su trabajo como productor. Lo de la dirección de largometrajes vendría luego, cuando trabó contacto en 2002 con Andrés Barbé (Formato Producciones) y le presentó el guión de lo que acabaría siendo Mia Sarah.
Todavía golpeados por el efecto Rodrigo Cortés y su Enterrado, tras el éxito de Amenábar con Ágora, recién estrenada la opera prima de Luis Berdejo con Kevin Costner en el reparto, y con la noticia caliente del final del rodaje de Intruders -de Fresnadillo y con Clive Owen-, llega Ron con su segundo largometraje bajo el brazo, Vivir para siempre (Ways to live forever).
“Cuantas menos fronteras existan en el mundo del cine, mejor“
Otro soplo de aire fresco en un cada vez más exportable cine hecho por españoles. Porque cine español es una etiqueta indefinible. "Vivimos tiempos en que cuantas menos fronteras existan en el mundo del cine, mejor", dice el cineasta madrileño de casi 38 años.
"Te pongo un ejemplo: si Cesc Fábregas juega en el Arsenal, tiene un prestigio para nosotros a nivel nacional y tiene prestigio internacional en el equipo inglés en el que juega -señala-. La gente del Arsenal te dice: Fábregas, el mejor. Creo que es un poco lo mismo".
"Los ingleses nos han recibido como si fuéramos una especie de maestros de los que iban a aprender -afirma sorprendido-, cuando en realidad somos principiantes, pero nos ven como más artísticos por ser mediterráneos".
Gustavo Ron, que hace su vida a caballo entre Madrid y Londres, es el Fábregas del cine español. Aunque se define como "muy mediterráneo, de sangre caliente", su obra y su trayectoria personal -¡su perfecto acento oxoniense!- delatan una inclinación british.
Como un toro en los toriles
El proceso de adopción cultural inglesa comenzó cuando sus padres lo enviaron a terminar el bachillerato a Oxford y Brighton. Era el típico tío inteligente que saca sobresalientes cuando aprieta el acelerador, lo cual no hacía a menudo.
A la vuelta, lo tenía claro. Quería largarse a estudiar cine a Nueva York. Era un joven de 18 años y sus padres dijeron que no. Ya se le pasará, debieron pensar.
A cambio, se fue a estudiar Comunicación a la Universidad de Navarra. Después de dos años, tenía muy claro que eso no es lo que quería. Se matriculó en la London Film School tras hacer una prueba de ingreso, y cuando tenía la aprobación de la escuela de cine, buscó la de sus padres, que vieron que aquel interés iba en serio.
“Gracias a sus padres, nació en él el interés por literatura y cine“
Un interés que sus mismos padres habían cultivado. "Mi padre [Gustavo Ron, fundador y presidente de la cadena hostelera Café&Té], si le pedías cualquier cosa, no te la regalaba, pero si le pedías un libro sí, los libros nunca estaban en el lado de los caprichos -relata Ron- e hice con él la primera colección de la enciclopedia del cine; además, mi madre nos dejaba quedarnos hasta tarde viendo Cine Club".
Al llegar a Londres, era como "un toro al que le han tenido en los toriles durante una semana y de repente lo sueltan al ruedo; entré como loco a embestir a todo lo que se me pusiera por delante", reconoce con socarronería. "Tenía muy claro que quería ser director y quería empezar a dirigir cortos: quizá sufría una extramotivación, agotaba a todos los que tenía al lado", sonríe.
"Fueron tres años maravillosos", resume.
El papel que era para Millán Salcedo... o Fernán Gómez
Luego llegó el trabajo como guionista reescribiendo el trabajo de otros, la producción del documental, dos películas, un proyecto de dirección fallido... Y entonces, Mia Sarah, un cuento mágico romántico con Verónica Sánchez, Daniel Guzmán y Fernando Fernán Gómez.
"Lo primero que hago en un proyecto es buscar un nombre, un actor conocido", confiesa. Al escribir el guión, el realizador se planteó el reto de dar un papel dramático a un cómico... Y eligió a Millán Salcedo, al que le encantó el guión, pero que no se veía capaz del trabajo. Al final, ese papel fue el último que interpretó Fernán Gómez, con el que Ron mantuvo una entrañable y fugaz amistad hasta la muerte del actor.
El proyecto de Vivir para siempre nace del libro Esto no es justo (Ed.Umbriel, Ways to live forever en su versión original), de Sally Nichols. Ron lo leyó y quedó prendado de la historia de un niño con leucemia que narra sus últimos meses en un diario. Para testar la verosimilitud de lo narrado, se puso en contacto con ASION, asociación española de padres de niños con cáncer.
En ASION no sólo gustó el libro, sino que animaron al cineasta a adaptar al cine la historia.
Y el proyecto, aunque es una coproducción española e inglesa, es "absolutamente british", reconoce el director. Una dramedy, con más (mucho más) drama que comedia. El actor conocido esta vez es Ben Chaplin (La delgada línea roja, Oscura seducción, La verdad sobre perros y gatos).
Un 'quiet man' apasionado con su trabajo
¿Y por qué rodarla en Newcastle y no en España? "La forma de trabajar en España y en Inglaterra marca las mismas diferencias que vivir en uno de esos países -explica-. En España nos gusta cuestionarlo absolutamente todo, que las cosas avancen a través del choque. En Inglaterra, todo es muy correcto, casi diplomático y la figura del director es tremendamente respetada".
Una manera elegante de insinuar los problemas de carácter laboral que tuvo durante el rodaje de su primer largometraje.
"En Mia Sarah tuve que trabajar para hacer respetar mis ideas, y cuando he trabajado en Inglaterra he tenido que luchar por crear equipo. Son dos luchas distintas", apostilla.
“Gustavo Ron es relajado pero apasionado, según sus actores“
Ron no aparenta desde luego ser belicoso y fe de ello dan dos de los actores de Vivir para siempre, Ella Furnell y Alex Etel, que coinciden por separado en definir al cineasta como alguien "relajado" pero "apasionado" con su trabajo.
"El ambiente era como el de una familia más grande", señala Purnell, a la que veremos proximamente en Never Let Me Go e Intruders.
¿Y cuál es el futuro de Gustavo Ron? Reconoce su interés por hacer "cine universal", y para ello apuesta por el inglés.
"Ahora mismo, los tres proyectos que tengo sobre la mesa son en inglés -reconoce-. Me gustaría hacer algo de aventuras, un tema en el que me siento cómodo. Aventuras dentro del mundo de la comedia. Tenemos un proyecto que llevamos ahora a Los Ángeles y depende de cómo respire lo haremos o no, porque no es un proyecto barato y los tiempos que corren son de bastante incertidumbre".