La UE pedirá al G20 que nadie recurra a "devaluaciones competitivas" para salir de la crisis
- La petición surge de una carta de Van Rompuy y Durao Barroso
- China se niega a revaluar su moneda a pesar de las presiones
- La UE pide a las economías emergentes "mayor flexibilidad de tipos"
La Unión Europea pedirá en la cumbre del G20 de Seúl que los países no recurran a "devaluaciones competitivas" de sus monedas para ayudar a una recuperación económica equilibrada.
Así lo anuncia una carta firmada por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y del de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
La misiva se ha presentado en la cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la UE a fin de preparar la posición europea de cara a la cita de Seúl, los próximos 11 y 12 de noviembre.
China, en el centro de todo
El problema del tipo de cambio de las divisas se ha agudizado en las últimas semanas tras la negativa de China a la nueva oleada de peticiones de la UE y de Estados Unidos para que revalúe su moneda.
"El G20 debe reafirmar un compromiso para avanzar hacia un tipo de cambio basado en el mercado que refleje los fundamentos económicos y evite la devaluación competitiva de las divisas", afirman Van Rompuy y Barroso en su carta.
El documento señala que "todos los países del G20 deben reconocer que los desequilibrios económicos", en referencia a los abultados superávit y déficit comerciales, "son una preocupación común".
Flexibilizar los tipos de cambio
En un anexo al documento, los dos responsables comunitarios detallan que las economías emergentes con superávit comercial deben "hacer progresos hacia una mayor flexibilidad de los tipos de cambio".
También recalca "que los tipos de cambio que reflejan los fundamentos económicos contribuyen a la estabilidad financiera".
Esos países (no se cita ninguno en concreto) también deben promover la demanda interna a través de reformas estructurales que desarrollen los mercados financieros y los sistemas de protección social.
La cumbre de Seúl, una prueba para el G20
Van Rompuy y Barroso piden que, a fin de que todos "hagan su parte" en el G20, los países desarrollados con déficit comercial "incrementen su tasa de ahorro interno, a la vez que mantiene la apertura de sus mercados y aumentan la competitividad de sus exportaciones".
La carta advierte claramente de que la cumbre de Seúl será "una prueba" acerca de si el G20 puede ser el principal foro sobre la cooperación económica internacional, y reconoce que "existe el riesgo de que se debilite el impulso a favor de una acción colectiva y cooperativa".
Por ello, los dos dirigentes comunitarios insisten en pedir que, tras su trabajo en afrontar la reciente crisis, el G20 demuestre su validez como el gran foro global para tratar la cooperación económica a medio plazo.