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Este domingo se atrasa la hora, a las 3 volverán a ser las 2 horas

  • El cambio horario afecta a todos los países miembros de la UE
  • En España ahorraremos con la medida unos 300 millones de euros

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La noche del sábado al domingo cambia la hora de las 03.00 a las 02.00.
La noche del sábado al domingo cambia la hora de las 03.00 a las 02.00.

Este domingo 31 de octubre finalizará la 'hora de verano', por lo que los relojes se retrasarán una hora, de tal forma que a las 3.00 horas, volverán a ser las 2.00 horas, según el Instituto de la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), dependiente del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Además de disfrutar de una hora más de sueño, este cambio permite el ahorro de energía (hasta un 5% según organismos oficiales). Por el contrario, los detractores sostienen que provoca alteraciones sobre la salud temporal del organismo, afectando principalmente a las personas que sufren con frecuencia dolores de cabeza o migrañas.

Con el 'cambio de hora' se cumple con una directiva que afecta a todos los países miembro de la Unión Europea.

Efectos más psicológicos que orgánicos

Los efectos negativos del cambio estacional de hora sobre los humanos son muchas veces "más psicológicos que orgánicos", según Ricardo Martínez, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto Cajal, quien recuerda, en cualquier caso, que los trastornos causados por las variaciones horarias de tipo estacional son "leves y pasajeros".

Martínez explicó a Servimedia que los cambios de hora de otoño y primavera no provocan grandes problemas en el ser humano, ya que su organismo "se adapta rápidamente" a los pequeños "desajustes" que supone la variación de tiempo de luz en su cerebro.

El investigador insistió en el hecho de que los cambios estacionales de hora no tienen por qué afectar a todo el mundo. Según dijo, suelen acusarlos más las personas mayores y los niños y "en muchos individuos", los trastornos son "más psicológicos que orgánicos".

A juicio de este investigador del CSIC, en general es más llevadero el cambio horario de otoño que el de primavera, porque en el primero disminuyen las horas de luz, lo que favorece la secreción de melatonina, que, a su vez, ayuda a conciliar el sueño.

Martínez concluyó, por tanto, que los cambios horarios de estación "afectan poco (al hombre) y en poco tiempo se pasan", lo que no ocurre siempre con las variaciones de hora provocadas por el viaje a otro continente, que generalmente ocasionan problemas "más agresivos" y duraderos en el ser humano.

Un ahorro de 300 millones de euros

El cambio horario se aplica con carácter indefinido por entenderse que "el buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo".

Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), entidad pública empresarial del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, el potencial de ahorro en iluminación en España por el cambio de hora, durante los meses en los que éste ha tenido efecto, puede llegar a representar un 5% del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros.

De esa cantidad, 90 millones corresponderían al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de hasta seis euros por hogar, mientras que los 210 millones de euros restantes se ahorrarían en los edificios del sector terciario y en la industria.

El 'cambio de hora' se generalizó, de forma desigual, a  partir de 1974, al producirse la primera crisis del petróleo en  cuya respuesta algunos países decidieron adelantar sus relojes para  poder aprovechar mejor la luz del sol y, por ende, consumir menos  electricidad en iluminación. Como directiva europea se aplica  desde 1981 y se ha ido renovando sucesivamente cada cuatro  años.

Desde la aprobación de la Novena Directiva, por el Parlamento Europeo  y Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica  con carácter indefinido. Al ordenamiento jurídico español se  incorporó por el Real Decreto 236/2002, de 1 de marzo.

Así, el carácter permanente de la novena directiva, establece que el  inicio de la 'hora de verano', cuando se adelanta el reloj una hora,  comienza el último domingo del mes de marzo y finaliza cuando se  retrasa una hora el último domingo de octubre.