El PT sigue en el poder con Rousseff, pero ahora asociado al centro derecha
- La sucesora de Lula ha ganado con el 55,99% de los votos
El Partido de los Trabajadores (PT), nacido como fuerza obrera y marxista y que llegó al Gobierno en 2003 con Luiz Inácio Lula da Silva, seguirá otros cuatro años en el poder con Dilma Rousseff, pero asociado formalmente a la centroderecha.
Rousseff se ha impuesto en las elecciones de este domingo frente al opositor José Serra, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
La primera mujer elegida para gobernar Brasil ha tendido el respaldo de una amplia y variopinta coalición de diez partidos que encabeza el PT, pero que tiene como principal fuerza al Partido del Movimiento Democratico Brasileño (PMDB), de centro derecha, al que pertenece su compañero de fórmula y ahora vicepresidente electo, Michel Temer.
En el PMDB conviven diversas tendencias ideológicas, pero sus más representativos dirigentes son históricos y férreos adversarios del ideario socialista que guió a los militantes e intelectuales que, convocados por Lula, fundaron el PT en 1980.
En sus primeros estatutos, fiel a los principios marxistas, el PT se definía como un "partido sin patrones" y como "adversario" de "banqueros", "latifundistas" y "multinacionales".
En 1989, cuando Lula aspiró por primera vez a la presidencia, los estatutos fueron suavizados y un año después fue expulsada la facción trostkista Causa Obrera, que fundó su propio partido.
Entonces, toda referencia a la "dictadura del proletariado" fue eliminada de los documentos del PT y sustituida por la "búsqueda de una revolución democrática", y las purgas continuaron con la expulsión del grupo marxista Convergencia Socialista, en 1992.
La última depuración fue en 2003, cuando cuatro parlamentarios que votaron contra una reforma del régimen de jubilaciones propuesta por el Gobierno de Lula fueron sumariamente expulsados y fundaron el Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
La línea económica liberal
En 2005, el PT perdió otros ocho diputados, que renunciaron a su militancia en protesta por la línea económica liberal adoptada por Lula y por escándalos de corrupción que ese año hicieron tambalearse al Gobierno y llevaron a casi toda la cúpula del partido ante los tribunales.
Ante la desbandada en su formación, Lula se apoyó en el PMDB, al que ofreció varios ministerios y usó como apoyo en el Congreso para concluir su primer mandato.
En la campaña de Lula para su reelección en 2006, el PMDB optó por la neutralidad, aunque cuando se instaló el Gobierno se plegó al oficialismo.
A pesar de ser el mayor partido de Brasil desde su fundación, en 1980, el PMDB sólo presentó un candidato presidencial en 1989 y en las elecciones de 1994, 1998, 2002 y 2006 se declaró "neutro", aunque siempre se unió al Gobierno tras de los comicios.
Este año, por primera vez, decidió incorporarse a una fórmula y aportó a Temer como candidato a vicepresidente de Rousseff, con lo que adquiere otra dimensión e influencia en el seno del poder.
El nuevo vicepresidente
El PMDB tiene como principal dirigente al ex presidente José Sarney (1985-1990), un controvertido político que durante la última dictadura militar, entre 1964 y 1985, fue jefe de partido, líder del Senado y corifeo del régimen, pero que en los últimos cinco años fue el sosten de Lula en el Congreso.
También forma la coalición con la que gobernará Rousseff el Partido Laborista Brasileño (PTB, sigla en portugués), al que pertenece Fernando Collor de Mello, otro histórico adversario del PT que gobernó el país entre 1990 y 1992 y dimitió presionado por un gravísimo escándalo de corrupción.
Tanto Sarney como Collor, así como otros influyentes líderes del centro y la derecha, han apoyado en los últimos años a Lula, quien se valió de su carisma, su pragmatismo y su muñeca política para mantenerlos en armonía con los sectores más radicales del PT.
Pero la duda de los analistas ahora, de cara al futuro inmediato, es si Rousseff, que se afilió al PT en 1999 y jamás hizo vida dentro del partido, tendrá la habilidad de Lula para mantener unida a una base política con tan marcadas diferencias ideológicas.
En su futuro Gobierno, Rousseff dependerá de esa unidad, pues así como el PT le arrebató por primera vez la primera minoría en la Cámara de Diputados al PMDB, ese partido de centro derecha mantendrá en los próximos cuatro años la primera minoría en el Senado.