Obama reconoce que "el voto de ayer demuestra que la gente está profundamente frustrada"
- Ha calificado la victoria republicana como "una paliza"
- Hasta en tres ocasiones ha asumido su "responsabilidad como presidente"
- Ha tendido la mano a los republicanos para trabajar juntos partir de ahora
- Considera que la economía es la principal preocupación de los norteamericanos
Ver también: Especial elecciones legislativas en EE.UU.
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El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha reconocido que el resultado de los comicios legislativos demuestra que "la gente está profundamente frustrada" con el ritmo de la economía y ha asegurado que "como presidente, acepto la responsabilidad de lo ocurrido".
Son las primeras palabras de Obama después de la amplia victoria del Partido Republicano, que ha obtenido el control de la Cámara de Representantes y ha avanzado seis escaños en el Senado. Y hasta en tres ocasiones ha repetido que él es el responsable e incluso ha admitido que los resultados suponen "una paliza".
En un tono apagado y con gesto contrito, el presidente de EE.UU. ha asegurado que "no hay duda de que la principal preocupación de los ciudadanos es la economía y han expresado una gran frustración al respecto porque no hemos hecho un progreso suficiente, a pesar de que hemos estabilizado la economía pero ellos no lo ven así, y saben que yo soy el presidente y, por tanto, el responsable".
Mano tendida a los republicanos
Para Obama, el resultado electoral refleja que ninguno de los dos partidos debe dictar la política a partir de ahora, sino que ambos deben encontrar un terreno común y, en este sentido, el presidente está dispuesto a colaborar con el Partido Republicano al que ha tendido su mano.
"A los americanos les preocupa el gasto, la deuda y el déficit", ha afirmado, y por ello, está dispuesto a escuchar las ideas republicanas en estas y otras materias, a la vez que ha señalado que las posibles áreas de colaboración con los republicanos en el Congreso son la energía, el cambio climático y la educación.
De hecho, el presidente estadounidense telefoneó el mismo martes a los líderes republicanos en el Congreso, John Boehner y Mitch McConnell, para manifestarles su disposición a colaborar para "encontrar un terreno común, hacer avanzar este país y conseguir cosas en favor del pueblo estadounidense".
"Si los republicanos tienen buenas ideas acerca de cómo reducir el paro, las pondremos a prueba; lo más importante es que la gente entienda que no vamos a excluir ideas", ha insistido el presidente norteamericano.
La política fiscal y la reforma sanitaria, sus obsesiones
Sin embargo, Obama también ha querido dejar claro que habrá fronteras. Una de ellas será la reforma del sistema sanitario, que los republicanos amenazan con tumbar, y otra la política fiscal.
En cuánto a la primera, el presidente de EE.UU. considera que su gobierno ha hecho "lo adecuado" y que examinará propuestas de la oposición si es para que la reforma sea más rápida y se aplique de forma más eficiente.
Y su visión en materia de impuestos tampoco parece que se vaya a flexibilizar. "Tengo que asegurarme de que no se suben los impuestos a la clase media", ha subrayado en referencia a su plan de recortes fiscales para aquellos que cobren menos de 250.000 dólares al año. Un plan, que el futuro Speaker de la Cámara de Representantes, John Behner ya ha adelantado que no aceptará.
El mensaje mayoritario que le ha llegado al mandatario de parte del electorado ha sido, según Obama, que "tengo que hacer mejor mi trabajo, así como el resto de personas que trabajan en Washington".
Y en este sentido, el presidente norteamericano ha reconocido que a veces no ha estado todo lo cerca de la ciudadanía que debería. "Es difícil no parecer distante" cuando se vive dentro de la Casa Blanca y de la burbuja del poder, ha subrayado.
"Uno se siente mal cuando ve que ha perdido"
En su primera rueda de prensa tras el mayor batacazo electoral para los demócratas en unas legislativas desde hace 80 años, Obama ha mostrado una actitud más modesta que a la que nos tenía acostumbrados en los últimos tiempos y ha reconocido su pesar por los que abandonan el Congreso.
"Uno se siente mal cuando entiende que ha perdido", ha respondido el presidente a la pregunta de "¿qué siente usted al ver cómo han perdido 59 escaños en el Congreso, ocho en el Senado y 11 gobernadores?".
"Lo más duro es ver cómo funcionarios públicos ya no van a tener las posibilidades de trabajar más por nosotros a pesar de que sean muy buenos congresistas que han trabajado muy duro y han defendido sus ideas a pesar del coste electoral", ha añadido.