Calor en invierno, invasión de medusas en verano
- La temperatura es la única variable ambiental que controla sus ciclos de vida
- Los inviernos cálidos y el calor del agua incrementan sus poblaciones
- En el Mar Menor se han llegado a recoger cinco toneladas en un solo verano
El sol y el calor son factores fundamentales para la vida en la Tierra. Sobre todo para algunas medusas, ya que la temperatura es la única variable ambiental que controla el ciclo vital de la 'Cotylorhiza tuberculata'.
Son poco venenosas, pero de las más abundantes del Mediterráneo, sobre todo del Mar Menor. Y aunque no sean peligrosas, provocan estragos en los ecosistemas porque no se cansan nunca de comer y depredan los huevos y larvas de los peces.
Estas medusas, que poseen ocho brazos con extremos en forma de botones blancos y azules, invaden la costa mediterránea si el invierno ha sido cálido, según el descubrimiento de un equipo de investigadores del CSIC.
Como en la mayoría de especies de medusas, su crecimiento tiene una primera fase en forma de pequeños animales invertebrados llamados pólipos que posteriormente se convierten en medusas.
"Ése cambio sólo se produce una vez al año, en primavera, y necesitan una temperatura cálida para completar el ciclo vital. Si no sobreviven al invierno, no hay medusas", explica a RTVE.es Laura Prieto, investigadora del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía y directora del trabajo.
A continuación, en una segunda etapa, los pólipos se convierten en medusas que crecen rápidamente hasta alcanzar el tamaño necesario para reproducirse sexualmente.
El agua fría mata los pólipos
Tras tres años de investigación, los científicos han comprobado que si el invierno es muy frío, la mortandad de los pólipos es muy elevada, y el número de medusas del verano siguiente es mucho menor.
"En temperaturas muy frías, por debajo de los 9º, los pólipos comienzan a sufrir, pero a partir de los 5º desaparece su población a la mitad", señala Prieto.
“A partir de 5º, su población desaparece a la mitad“
Los cambios en la temperatura del agua, por tanto, condicionan la supervivencia de los pólipos y su posterior conversión a medusa.
Y es el único factor que amenaza su supervivencia. "Hemos probado todos; salinidad, nutrientes, fitoplancton... y el único factor que determina su ciclo vital es la temperatura", asegura.
Pero, según los científicos, un fenómeno meteorológico puntual, como una borrasca, no es suficiente para que se produzca la transición de una fase vital a otra.
En un entorno cerrado, como el Mar Menor, se han llegado a recoger cinco toneladas de estas medusas en un solo verano. "Controlando la temperatura del agua podemos predecir cuántas habrá el próximo verano, y los resultados se pueden traducir en un nuevo modelo ecológico", concluye la investigadora.