Marcos, el hijo de los lobos
- Informe Semanal retrata la historia de Marcos Rodríguez Pantoja
- Conocido como 'el niño salvaje de Sierra Morena" vivió 12 años entre lobos
- El programa recorre con él los parajes que habitó y nos muestra su nueva vida
- El director Gerardo Olivares nos cuenta por qué decidió llevar su historia al cine
- Olivares ha respondido a los usuarios de RTVE.es. Relee la charla
Hay veces que los reportajes que nos encargan generan desde el minuto uno muchas preguntas que posiblemente se van a quedar sin respuesta. Intuimos que eso nos iba a pasar al conocer la historia de Marcos Rodriguez Pantoja, el llamado niño salvaje de Sierra Morena, el 'niño lobo', cuya vida, o mejor dicho, parte de su vida ha sido llevada al cine por el director cordobés Gerardo Olivares. Pero al mismo tiempo sabíamos que esa historia nos iba a atrapar y nos iba a permitir llegar al corazón de sus personajes.
Contábamos como punto de partida con la complicidad absoluta y entregada de Gerardo Olivares. Él fue quien nos acompañó hasta Rante, una pequeña aldea de Orense donde vive actualmente Marcos en compañía de Manuel, un policía retirado que lo conoció en Fuengirola hace ahora 15 años y que le ofreció su amistad y su casa para vivir dignamente. Gracias a eso el encuentro con Marcos resultó más sencillo y ayudó a que se creara un clima de confianza que fue creciendo cada día que estábamos juntos.
El regreso de Marcos a la sierra de Cardeña
La vida de Marcos es una crónica amarga de miseria y hambre, con un padre que apenas podía mantener a su familia y una madrasta que no le quería y le maltrataba brutalmente. Con siete años su padre lo vendió a un cabrero que lo abandonó en un valle solitario para cuidar el ganado junto a un viejo pastor. Pero el pastor murió y Marcos se quedó absolutamente solo. Gracias a su inteligencia y su imaginación, Marcos fue capaz de adaptarse y convertir esa sierra en su hogar y tener como familia a los animales que le rodeaban.
Marcos nos enseñó cada rincón de esa sierra en la que vivió durante 12 Años, Nos llevó hasta el rio donde jugaba y pescaba, Nos explicó como cazaba las perdices, como cogía los conejos y nos fue explicando cada planta. De vez en cuando, nos sorprendía imitando el canto de los pájaros o aullando como un lobo, llamando a los ciervos o fabricando flautas con cualquier palo que encontraba e improvisando una canción. Desde la sierra de Cardeña Montoro bajamos hasta el pueblo en el que nació, Añora. Era la segunda vez que volvía a ese lugar desde hace 60 años. Su tía Anastasia, una divertida y encantadora mujer, le enseñó su casa y le habló de su familia. Se besaron, se abrazaron y Marcos no paraba de explicarle que en la sierra estuvo bien y que cuando realmente sufrió fue cuando lo capturaron a los 19 años y le obligaron a reintegrase en una sociedad que le resultaba completamente ajena.
Gerardo Olivares y Gabriel Janer
Marcos tiene ahora 65 años pero lo que ves es un niño grande que solo quiere ser feliz y que disfruta con la gente y lo que le rodea. Llegar hasta esta seguridad le ha costado mucho tiempo, y mucho sufrimiento. Cuando la Guardia Civil le cazó en 1965 y le obligaron a reingresar en la misma sociedad que le había abandonado cuando tenía siete años, empezó un peregrinaje de desventuras. Estuvo en Jaén con un cura, en Madrid con unas monjas, hizo el servicio militar, acabó en Mallorca trabajando en hoteles y restaurantes y fue dando tumbos mientras nadie le creía y todos se aprovechaban de el.
“logró sobrevivir gracias a su inteligencia y a la imaginación“
En Mallorca lo conoció por casualidad Gabriel Janer, un antropólogo que estudió su caso y escribió una tesis doctoral. Él fue la primera persona que creyó en Marcos. Para Gabriel Janer, Marcos logró sobrevivir gracias a su inteligencia y a la imaginación. En su tesis explica las diferentes etapas de su vida, cómo llegó a creer que formaba parte de aquella comunidad, cómo aprendió sus reglas, el lenguaje del entorno y como trataba a los animales de igual a igual aunque él sabía que era diferente porque tenía unas manos.
Casi 25 años después de escribir esta tesis, Gerardo Olivares la leyó también por casualidad y supo que tenía ante sí una historia que deseaba llevar al cine. Marcos se convirtió en una obsesión. Era cordobés como él y tenía que encontrarle. Después de un año de búsqueda incansable en el que contó con la ayuda de Gabriel Janer, llegó hasta él. Ahora los dos son grandes amigos que no paran de meterse el uno con el otro constantemente. El hermano chico y el hermano grande.
En Rante, con Manuel
Han pasado 14 años desde que Marcos llegó por primera vez a Rante, una pequeña aldea de Orense en la que vive junto a Manuel, un ex policía retirado al que conoció en Fuengirola y que le invitó a venir para hacerse cargo de su finca y hacerle compañía. Había muerto su mujer y se sentía solo. Pero la convivencia no fue fácil al principio. Manuel nos dijo que alguna vez llegó a arrepentirse. Marcos apenas hablaba, en realidad no le entendía. Hacía lo que quería, se marchaba de casa, no le avisaba, cometió muchos errores... Pero la paciencia de Manuel y la ternura de Marcos hicieron posible lo imposible. Ahora todo el mundo le quiere en el pueblo. Le piden ayuda para cualquier cosa es servicial con todos, los niños lo adoran y los animales juegan con el como con nadie
Además ahora, la película Entre lobos le ha dado a Marcos una seguridad y una vitalidad que antes no tenía. Sabe que cuando su historia se vea en el cine mucha gente le va a creer. De hecho muchos de sus amigos de Rante (Orense) le han pedido perdón y le han dicho que pensaban que aquellas historias que contaba eran imaginaciones suyas.
Es la nueva vida de Marcos. Todavía recuerda con nostalgia aquellos años en la sierra pero ahora sabe que tiene otro lugar en el mundo.